— ¿Has enviado ya eso? — pregunto a Gabriel que desde que llegamos de la iglesia está raro.
— Sí — dice tajante buscando ropa.
Hemos enviado las fotos a la oficina de Brandom, queremos avisar, dejar claro que estamos vivos y no pensamos parar aquí.
— Voy a darme un baño — suspira mientras aprieta su pantalón con una mano.
— Íbamos a cenar con Katherine y su hijo — recuerdo.
— Ve — me corrige —, querida, de los dos, está claro que yo no voy a ser el amable.
— Nos está dejando su casa, Gabriel.
— Y ya le he dado las gracias, pero no tengo por qué compartir una conversación incómoda con ellos.
— Si Katherine no hubiese ayudado...
— ¡Alex! — me interrumpe —, sube tu trasero arriba, socializa, sé amable, pero no me obligues a ser alguien que no soy.
— ¿Qué te pasa? — siento cómo la ira crece en mi pecho por momentos —. ¿Qué necesidad tienes de ser un capullo?
— Otra vez empiezas con el drama — suspira mientras va dejando la ropa limpia en el baño.
— No trates de dejarme como una inestable, Gabriel — lo señalo.
— Alex — se gira apretando la mandíbula —, quiero estar solo.
Veo cómo vuelve a acomodarse la erección de su pantalón, y no me cuesta mucho entender que a eso se debe su mal genio espontáneo.
— Ojalá te revienten los huevos — gruño antes de abrir la trampilla y subir al comedor con Katherine.
Tanto ella como su hijo me miran fijamente, y automáticamente me pongo roja dándome cuenta de que quizá hemos hablado más alto de lo normal.
— Vaya — dice Katherine mientras coloca la comida en la mesa —, casi podría decir que parece incluso una discusión de pareja.
— Me mataría antes de tener una pareja así — suspiro sentándome en la mesa.
Katherine me mira con media sonrisa, pero no responde, parece que solo quiere divertirse a nuestra costa.
— Dylan, cariño, a comer —. Su hijo da un salto del sofá y se sienta en la mesa muy rápido, hoy se encuentra bastante mejor.
— Bueno, pequeñín — digo —, alguien me ha dicho que quieres ser futbolista.
— El mejor — me corrige levantando un dedo —, el mejor futbolista.
— Eres de los míos — respondo con una sonrisa —, si vas a hacer algo, siempre lo harás para ser el mejor en ello.
Dylan asiente, con determinación mientras come las verduras que cocinó Katherine.
— ¿Cómo estás? — me pregunta.
ESTÁS LEYENDO
LAZOS PROHIBIDOS © COMPLETA || PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Misteri / ThrillerEn las sombras de un tranquilo pueblo gobernado por la iglesia, Alex, una joven fotógrafa, se ve atrapada en un torbellino de misterios y peligros inesperados. Su encargo aparentemente simple de documentar la vida cotidiana se convierte en una escal...