La puerta de la iglesia se abre. Trato de convencerme de que lo que aparece por ella no es real. Alex, con un vestido corto, ajustado, que deja casi todo su cuerpo a la vista, me sonríe mientras se mueve por la iglesia balanceando las caderas.
— Esto es insultante — susurra Francis.
Vuelvo a mirar a Alex, que se sienta en primera fila, bajo la mirada de todos, y me sonríe, con los labios marcados con carmín rojo. Aprieto la mandíbula mientras me acerco a Francis para susurrarle.
— Ocúpate de la misa — gruño haciendo un gesto a la chica para que vaya a mi despacho.
Escucho los tacones de Alex a mi espalda mientras abro la puerta apartándome para dejarla pasar. Miro a la gente que nos observa antes de cerrar a mis espaldas.
Esto definitivamente no va a ser algo bueno para mi imagen, me estoy encerrando con una mujer semidesnuda en la iglesia. Que Dios me perdone.
— Dime que esto es por no haberte leído las normas — gruño.
— Ha sido tu café, que me ha activado tanto que ya ves. — Da una vuelta mostrándome más su cuerpo y juro que hago mi mayor esfuerzo para no mirarla —. Pensé que al señor le gustaría verme así de guapa.
— ¡No blasfemes! — grito golpeando la mesa — ¡Esto es una falta de respeto!
— ¿Vas a expulsarme del pueblo? — pregunta con una sonrisa.
— ¿Es lo que buscas? — inquiero acercándome a ella hasta que la encierro contra el escritorio.
— Pensé que el padre Gabriel era más educado — musita pasándose la lengua por los labios.
Miro las fotos del despacho y el crucifijo que cuelga en medio de la pared para no hacer nada de lo que me arrepienta mientras clavo mis ojos en los suyos.
— No voy a expulsarte — digo viendo cómo su expresión se tensa —. Quítate la ropa.
Abre los ojos sin mover ni un músculo. La sonrisa de su rostro se borra poco a poco.
— ¿Es una broma?
Me giro cerrando la puerta del despacho con seguro, mientras las voces de la misa comienzan a sonar al otro lado.
— Dígame, señorita Alex, Proverbios 23:13 — respondo de forma calmada mientras vuelvo a acercarme a ella.
— No pienso desnudarme.
— No escatimes la disciplina del niño; aunque lo castigues con vara, no morirá — continúo —. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Me cruzo de brazos observando cómo su cara se torna de diferentes colores a causa de la rabia, vergüenza y no sé cuántos sentimientos más.
Gruñe mientras comienza a bajar uno de los tirantes de su vestido, dejándolo caer, y permitiéndome ver su pecho desnudo.
Trato de manejar mi respiración agitada cuando la prenda cae al suelo, y observo que tan solo lleva un pequeño tanga de encaje.
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LAZOS PROHIBIDOS © COMPLETA || PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Mystery / ThrillerEn las sombras de un tranquilo pueblo gobernado por la iglesia, Alex, una joven fotógrafa, se ve atrapada en un torbellino de misterios y peligros inesperados. Su encargo aparentemente simple de documentar la vida cotidiana se convierte en una escal...