✟CAPÍTULO 30✟

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No puedo soportar tenerlo cerca

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No puedo soportar tenerlo cerca.

Cuando lo saqué de la cabaña y lo vi con vida, una alegría efímera se coló en mi corazón, aunque la sombra de lo que había ocurrido aún oscurecía mis pensamientos.

Cuando despertó y lo tuve cerca, su voz resonaba en mi mente como un eco de la última vez que nos vimos.

Cada pensamiento sobre la posibilidad de que vuelva a ocurrir me provoca náuseas; la mera idea de que ponga una mano sobre mí me hace sentir culpable, como si de alguna manera hubiera permitido que esto sucediera.

— ¿Qué estás haciendo? — pregunta desde la cama.

Dejo caer los cojines que estaba acomodando sobre la alfombra y lo miro, con una extraña mezcla de incomodidad y desconcierto en mis ojos.

— Durmiendo.

Su silencio es abrumador, y la débil luz del pequeño candelabro sobre la mesita de noche apenas ilumina su rostro fruncido por la confusión.

— ¿Cuánto tiempo hemos estado aquí? — pregunta finalmente.

— Tres días.

— ¿Has estado durmiendo aquí los tres días?

Asiento, sintiéndome avergonzada por la situación, y continúo haciendo la cama improvisada.

— Alex, ven aquí — ordena, levantando la manta de la cama.

Mi cuerpo se tensa al ver su torso desnudo, algo que nunca antes había presenciado. A pesar de las heridas y marcas, sus abdominales son perfectos, casi surrealistas.

¿Dormir con él?

Cierro los ojos, intentando desesperadamente calmarme.

Intento convencerme de que esto no es nada nuevo, que mi infancia con Diego fue igual, pero cada pensamiento es una puñalada de dolor.

— ¿Alex?

Abro los ojos y me encuentro con la mirada preocupada de Gabriel.

Me envuelvo en la manta que estaba colocando y me acerco a la cama con ella.

Gabriel se mueve ligeramente para darme espacio, y me acuesto frente a él, dándole la espalda. El calor de su cuerpo es insoportable.

— ¿Vas a dormir envuelta en esa manta? — pregunta a mis espaldas.

— Sí — respondo, firme.

No quiero que me vea, no quiero que vea mi cuerpo marcado por el dolor y la vergüenza.

Suspira y pasa su brazo por encima de mí, cubriéndome con la manta de la cama. Mi cuerpo se tensa al sentir su contacto, pero me quedo inmóvil.

— ¿Quieres que apague la luz? — pregunta.

— No.

Otro silencio incómodo.

— ¿Quieres hablar? — insiste, pero yo solo niego con la cabeza —. Estaremos atrapados aquí unos días, tal vez deberíamos hablar sobre lo que ha pasado.

Una oleada de angustia me recorre al recordar los días anteriores, y evito responder a Gabriel.

No dice nada más, pero su brazo sigue rodeando mi cintura, y mi cuerpo se siente atrapado. Gabriel se levanta después de un rato, dejándome sola en la cama. Lo miro mientras busca su ropa, con el rostro ligeramente oculto entre las mantas.

— Voy a darme otro baño — murmura, su voz es más áspera de lo habitual.

No me mira mientras busca ropa limpia, y observo cómo su espalda, marcada por cicatrices, desaparece tras la cortina. El sonido del agua resonando en la habitación comienza a llenar de vapor el lugar, pero finalmente me quedo dormida, aliviada de estar sola una vez más.

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¡Hola bombones! ♥️  Voy a ser maja y a pesar de no llegar a la meta os dejo esto por aquí, es más corto de lo habitual pero lo que digo siempre, es necesario entender la otra parte 💔

Solo quiero deciros, para los bombones que no me siguen en Instagram que he agregado un capítulo de los que tenía guardados, cap 32🌶️

¡Dad mucho amor que así es como me entran mil ganas de actualizar! 🫡

¡Dad mucho amor que así es como me entran mil ganas de actualizar! 🫡

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LAZOS PROHIBIDOS © COMPLETA || PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora