『Tomorrow is Another Day ★ Gregory & Evan』

3. Seríamos muy buenos amigos

★

Ambos avanzaron unos metros hasta llegar a una zona del lúgubre túnel donde había cajas, tablas, botes de pintura y demás material de repuesto haciendo imposible el paso.

—¿Seguro que es por aquí?

Gregory asintió con algo de duda.

Evan alumbró toda la estancia en busca de una vía por la que seguir su camino.
Cerca de los escombros encontró una puerta que aparentemente pertenecía a un aseo.
Iban a abrirla, pero de repente se escuchó un estruendo al otro lado y al momento, los niños se miraron entre sí.

Ambos denotaban intenciones completamente distintas en sus miradas; las de Evan eran irse por donde vinieron y buscar otra forma de llegar al vestíbulo principal y las de Gregory eran echar un vistazo a lo que sea que hizo ese sonido y seguir adelante.

—Vamos —ordenó sin alentar su paso.

—¿Estás loco? —espetó Evan alterado—. ¿Y si es el hombre siniestro?

—Vanessa ni es hombre ni es siniestra... más o menos.

—Que no me refiero a esa —harto, susurró con un tono un poco más alto—. Ese hombre es mucho peor, venga, no seas tonto y demos la vuelta —dijo mientras le tomaba del brazo para llevarlo consigo.

—YouTube te ha comido la cabeza, ¿qué hombre siniestro ni que mierda?

—¿You-qué?

—Mira, da igual, no sabemos cuánta batería le queda así que apaga la linterna y vamos a echar un vistazo.

—¿Cómo se supone que vamos a ver qué hay sin luz?

—Deja de poner excusas, en la rendija de la puerta se nota que dentro del baño aún hay luz —puso resistencia en la fuerza que estaba usando Evan para alejarlos de ahí—. Además, esta es la única vía directa, si no vamos por aquí, no vamos a llegar nunca.

Por un momento, Evan aflojó el agarre en el brazo de Gregory y este aprovechó para soltarse.

—¡No! ¡Espera! —susurró angustiado.

Como ya era de esperar, Gregory no hizo caso.
Los sonidos que escucharon antes ahora eran mucho más claros.

—Es Chica —cerró la puerta—. A ver si puedo distraerla con algo...

Entrecerró los ojos en busca de ese algo.

Mientras tanto, Evan volvió a mostrarse inquieto y su respiración empezó a ser inestable.

Al igual que antes, el otro niño lo notó y dejó de lado su tarea para acercarse a su compañero.

—¿Q-qué hace un animatrónico aquí?

—No lo sé —se mostró dutativo—. Pero tenemos que seguir. Tranquilo, puedo ir delante si quieres. Según el mapa nos queda subir unas escaleras, pasar por algunos lugares más y ya habríamos llegado. 

Por supuesto que sí sabía la razón de por qué no solo Freddy estaba fuera de su zona. Bueno, más bien era una teoría, pero sin duda alguna esto era obra de la guarda.

Extendió la mano para que Evan le diera la linterna, con seguridad en sus gestos. Parecía ser el más avispado de los dos, pero eso no significaba que no tuviera miedo. 

Lo tenía, y mucho.

Pero debía aparentar no tenerlo.

Si ninguno tomaba la iniciativa de intentar seguir sin importar los contratiempos, nunca llegarían a su objetivo.