『Tomorrow is Another Day ★ Gregory & Evan』

8. La calma antes de la tormenta

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Silencio.

Uno casi sepulcral si no fuera por las aceleradas respiraciones de ambos niños, quienes no se habían movido de su lugar ni un solo centímetro.

—Evan —susurró lo más bajo que pudo, acercándose—, ¿Qué viste? ¿Qué está pasando?

Aunque no lo pudiera ver, Gregory podía sentir el cómo las manos de Evan temblaban violentamente contra su brazo.

—Lo vi a él —murmuró, casi con miedo de hablar con un decibel más alto—. Y...

A esas palabras, siguió otro silencio... más o menos. Pues era algo opacado por unos suaves sonidos robóticos que hacían eco en el otro extremo del extenso tubo junto a ellos.

—¿Y...? —preguntó, impaciente por esos sonidos cada vez más cerca.

—Él también nos vio. —sentenció.

Y, justo después, al ambos asomarse por ese tubo, lo vieron.

Gregory solo lograba ver esa carmesí mirada mucho más intensa que la que vio dentro de la caseta o, sin ir tan lejos, cuando ese mismo monstruo le intentaba desvivir.

En cambio, Evan, aunque no mucho mejor que Gregory, podía atinar a discernir algunos detalles extra; como su cara, que parecía hacer una mueca aún más perversa o el cómo se arrastraba de forma casi tétrica por los conductos con una rapidez mil veces más efusiva que la que jamás tuvo antes.

Es por eso que, en los escasos dos segundos que les tomó procesar la situación, Moon ya estaba casi donde ellos. Listo para terminar lo que antes no pudo.

Esta vez, no fue solo uno quien tuvo la iniciativa de escapar, sino que fueron los dos a la vez, quienes, con Evan guiando, subieron y se arrastraron a toda prisa por la estructura con el animatrónico pisándoles los talones.

Llegaron hasta el puente donde finalmente, en vez de arrastrarse, pudieron correr.

Pero todo lo que podía salir mal, salió mal.

Evan tropezó con un peluche y calló al suelo y Gregory casi sigue sus pasos si no fuera por que rápidamente lo entendió al pisar varios juguetes.

Moon les había tendido una trampa.

El haberse quedado allí durante una cantidad de tiempo tan prolongada no había sido solo para hacerles creer que sabían lo que él planeaba (taparles el acceso al último generador), sino también para aprovechar y ponérselo aún más difícil para llegar hasta su objetivo, previendo sus movimientos al llenar de obstáculos su única vía.

Antes, además de ordenar lo juguetes que Gregory había tirado, tomó algunos para después esparcirlos por el puente y poder atraparlos.

¿Como era siquiera posible que un animatrónico fuera así de previsor y lograra trazar ese tipo de planes solamente para terminar con niños?

¿Qué clase de monstruo creó a estas máquinas?

No, Gregory conoce el Mega Pizzaplex casi desde sus inicios y puede afirmar con toda la seguridad del mundo que ellos no eran así.