1. ¿Quién eres?

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—¡Para ya! ¡Déjame, no quiero jugar más! —gritaba tan fuerte como su garganta cerrada e irritada le permitía— ¡Michael te he dicho que me sueltes!

Por mucho que Evan chillara, suplicando por su liberación, en respuesta su hermano y sus amigos solo forcejeaban aún más mientras lo llevaban camino a ese enorme animatrónico.
La gente alrededor hacía oídos sordos, tanto niños como adultos, pues Michael no era conocido precisamente por ser la persona más agradable del barrio y su padre poseía bastante influencia en esa ciudad.

Para cuando llegaron al enorme robot, Evan ya no era capaz de otra cosa que no fuera sollozar mientras se giraba hacia todos lados con la esperanza de encontrar a su padre.

Pero hoy no sería el caso.

Poco a poco, le acercaban hasta la boca del animatrónico mientras él intentaba usar cualquier medio posible para zafarse; pataleando, dando manotazos al aire o mordiendo lo primero con lo que se topaba, pero nada le era útil. Era un niño de doce años recién cumplidos contra varios adolescentes de dieciséis años en adelante; tenía todas las de perder.

Cuando ya estuvo a poco más de un metro del enorme animatrónico frente a él, una de sus patadas logró darle en la entrepierna a uno de los amigos de su hermano, quien le soltó al instante.
Al haber un repentino desnivel en el agarre del niño, la fuerza de sus acosadores se desequilibró hasta conseguir que Evan pudiera zaparse y escapar.

—¡Me cago en-! ¡Debí de haberle pegado en cuanto pude! —gritó el chico al que Evan había conseguido golpear.

Corrió, esquivando a la gente antes de retomar el peluche que se le había caído al suelo minutos antes. Cuando lo abrazó fuertemente, no dudó ni un segundo más en volver a correr hasta llegar a una zona algo más desapercibida y meterse en una pequeña sala exclusiva para el staff.

—¡¿Ahora dónde mierda se ha metido?!

—Buscad bajo las mesas, no habrá ido muy lejos.

Desde su posición se escuchaban algo lejos los gritos de los amigos de su hermano. Estaban buscándole para, muy seguramente, ya no hacerle ninguna "broma".

Solo le quedaba rezar por que no le encontraran y llorar en esa angustiosa y oscura habitación. No quería estar ahí; le dolían los ojos, la garganta, el pecho y, sobre todo, la cabeza. Su alrededor estaba empezando a dar vueltas y sentía que iba a vomitar.

De repente, el cúmulo de sentimientos; malos y peores, se esfumaron.

Todo se volvió negro.

—Vaya, estoy sufriendo un error de funcionamiento —meditó Freddy mientras se miraba en el espejo y se fijaba en el tanque de recarga medio vacío que palpitaba en una esquina de su pantalla—

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—Vaya, estoy sufriendo un error de funcionamiento —meditó Freddy mientras se miraba en el espejo y se fijaba en el tanque de recarga medio vacío que palpitaba en una esquina de su pantalla—. El ciclo de recarga no se ha completado...

『Tomorrow is Another Day ★ Gregory & Evan』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora