『Tomorrow is Another Day ★ Gregory & Evan』

11. Sobrepensar: la actividad favorita de Gregory

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—¡Freddy! ¿Estás bien? —se acercó a prisas antes de agacharse frente a él—. ¿Qué te ha pasado?

Durante lo que calcula que fueron unos veinte minutos, logró dar con la localización de Freddy, evitando a los bots y a algún que otro glamrock que rondaba cerca. Los esquivó hasta casi dar con Freddy más por pura suerte que por habilidad, pues estaba cansado y adolorido, costándole el seguir adelante en más de una ocasión.

Ahora, en una zona que parecía estar en reformas, por fin volvía a encontrarse con su compañero animatrónico para salir de allí de un vez por todas... aunque fuera sin Evan.
Inconscientemente, arrugó levemente la cara.

—¡Chicos! Estaba tan preocupado por vosotros... no os preocupéis por mí, solo- espera, ¿dónde está Evan? —preguntó extrañado mientras inclinaba su cabeza desde su incómoda posición en el suelo.

—Bueno... es una larga historia, pero-

—Gregory —aseveró en su voz—. ¿Qué ha pasado? —recalcó cada palabra.

Esta insistencia solo hizo que arrugara algo más el ceño y alejara su mirada, incómodo. Supongo que no podía abandonar a su... amigo (si es que aún se le puede siquiera llamar así) y esperar no tener consecuencias. A ver, ya las tenía. Esos 20 minutos estando, por primera vez (técnicamente segunda, aunque antes (en la guardería) siempre tuvo la certeza de que volvería a ver a Evan), completamente solo en en las instalaciones no hicieron más que castigarle con un arrepentimiento casi mordaz.

Pero simplemente no podía aceptar las consecuencias que supondría quedarse ahí, a la espera de la policía.

Evan, a diferencia de él, no tenía mucho de que preocuparse más que hacerse el loco sobre el hecho de que "ha desaparecido" hace media centuria.
¿A qué conclusión iban a llegar? ¿Que había viajado en el tiempo? Eran lo suficientemente escépticos como para no creerse ese cuento y, al igual que él, lo atribuirían a un fallo en la red de datos. Seguramente, si no encontraban nada, iniciarían una investigación. Y si con ella tampoco daban con nada, sencilla y llanamente lo enviarían a un orfanato... supone. Realmente no sabe qué se hace en esos casos.

—Simplemente nos... tuvimos que separar —declaró, resumiendo y evitando algún que otro detalle.

—¡¿Que vosotros qué?! ¿Qué os dije de-?! —se irguió en su sitio hasta sentarse, apoyándose contra la pared.

—¡¡No lo hicimos por lo que tú crees!! No nos peleamos, simplemente... decidimos hacer lo que más nos convenía —mintió a medias.

—¿Podrías explicarte, por favor?

—Ahora no es el momento. —Suspiró—. ¿Y a ti que te ha pasado? ¿te ha apalizado toda la gang glamrock como si fueran los Yakuza?

—Gregory, no esperes que cambiemos de tema tan fácilmente cuando sé que Evan está por ahí, solo y en peligro-

—¿Qué? No lo dejé solo en mitad de Pizzaplex- ¡No estoy tan loco de hacer eso! —prometió, tropezando con sus palabras ante tal ocurrencia—. Está en un lugar seguro donde ninguno de los locos esos podrán entrar. Está en Objetos Perdidos.

—¿Y se puede saber cómo ha llegado hasta ahí y por qué te has separado de él? Necesitaré más detalles si quieres que lo comprenda.