Capitulo I - ¿Princesa?

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(Escuchen la canción mientras leen, dará una mejor lectura!)

Odiabas el día miércoles aunque por lo general todo el mundo odiaba los lunes pero personalmente no sentías que fuese tan malo, pero los miércoles eran lamentables porque era ese punto de la semana donde te lamentabas por el deprimente inicio que le diste a tu semana y que existía la posibilidad que lo que queda de semana, se podría poner peor.

Pudiste seguir dejándote llevar por tus pensamientos que dejaban en evidencia lo amargada que eras pero viste la hora, en 30 minutos tenías tu próxima clase y la universidad te quedaba bastante cerca, no tenías ganas de ir pero no te quedaba de otra, a tu padre no le gustaría saber que te habías saltado las clases. Terminaste de tomar el último sorbo de jugo y le diste una mirada a la mesa, era exageradamente e inútilmente grande para dos personas que vivían solas y más aún que siempre comías sola, el ambiente era solitario pero tampoco te molestaba, estabas bastante acostumbrada.

Tomaste tu bolso y echaste ahí una manzana que planeabas comer mas tarde pero tu atención se desvió a la televisión, nuevamente estaba tu padre ahí pero hiciste oídos sordos porque estabas segura que iba a hablar alguna estupidez que iba a generar polémica, no te sorprendía que fuese tan odiado. No te interesaba saber las noticias y apagaste la televisión para irte, más tarde te arrepentirías (no tanto) de no haber escuchado cierto aviso que peligraba tu persona ese mismo día en la noche. El vehículo manejado por tu chofer personal estaba afuera esperando a un lado de la puerta del coche la cual abrió en cuanto te acercaste, te subiste a regañadientes y miraste por la ventana.

― Buenos días, Wilson. ― El señor te saludó desde el reflejo de su espejo, odiabas que tu papá haya dado la orden de llevarte a la universidad porque deseabas irte sola y ser una estudiante normal, bastante cliché pero tenías tus razones. El vehículo se instaló afuera de tu universidad y a penas pusiste un pie afuera pudiste sentir todas las miradas en ti, como odiabas eso y nunca te ibas a acostumbrar a eso, te pusiste tus airpods y sacaste la manzana, jugueteando con ella hasta llegar al salón que te correspondía, tus clases dieron inicio y tomaste apuntes de cada cosa.

Nadie estaba sentado a tu lado ni lo haría porque nadie tenía el valor de acercarse a la hija del reconocido político que justamente había aparecido en las noticias esa mañana, estabas estudiando derechos por ordenes de tu progenitor y a pesar de que no te disgustaba, habían veces en las que te preguntabas cómo serían las cosas si hubieses hecho lo que te gusta pero no es como si a alguien le importara eso.

La clase había dado por finalizada pero cuando estabas dispuesta a irte, la profesora te llamó por tu nombre. ― Señorita Almendra, me permite un momento de su tiempo, por favor. ― Suspiraste y sin responder, sólo te acercaste a ella.

― Dígame, profesora. ― Ibas sacando el cartucho de tus airpods mientras acomodabas las cosas dentro de tu bolso. ― La próxima semana tendremos los exámenes finales y quería preguntarle si le acomodaba el método de evaluación, o si quiere realizarlos en otras fechas que le acomode mas.

Ahí ibas de nuevo, no lograbas entender por qué te trataban como si tus capacidades fuesen distintas al del resto de tus compañeros, sólo eras hija de un político. ― Gracias por preocuparse pero no es necesario, puede evaluarme igual que a todos, con su permiso. ― Con la mirada baja te retiraste del salón y suspiraste sonoramente. Miraste el reloj que colgaba de tu muñeca y viste la hora, tus clases habían terminado algo pasadas de la hora que correspondía pero no importaba, no es como si tuvieses algo que hacer.

No querías llegar a casa y recordaste las palabras de tu profesora, tenías mucho que estudiar y sin perder mucho tiempo ni pensarlo, tomaste rumbo en dirección a la bibliotecas que quedaba al centro de la ciudad, había una cafetería a su lado que tenía los mejores frappes que habías probado en tu vida e internamente te alegraste, era un buen panorama y tenías la leve esperanza de que el día podría empezar a ir mejor.

Smooth Operator ─ 𝐻𝑜𝑏𝑖𝑒 𝐵𝑟𝑜𝑤𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora