Smooth Operator ─ 𝐻𝑜𝑏𝑖𝑒 𝐵𝑟𝑜𝑤𝑛

(II) III ─ Razón o deseo, deseo o deseo

El sonido de tus bruscas pisadas resonaban por la gran sala vacía en donde sólo tu acompañante eran los ecos provocados por tus zapatos. De reojo viste tu castaño cabello removerse sobre tu hombro por tus rápidos movimientos y te diste una pausa para tomar un mechón de este, viendo lo abiertas que estaban las puntas, necesitabas ir a la peluquería, pero no querías malgastar tu dinero que llevabas ahorrando. Era más económico cortar tu cabello en casa.

Irónico, antes sólo bastaba una llamada y subirte a una gran camioneta que te dejaba por poco sentada en esas sillas de costoso cuero, con salones lujosos y un corte de cabello elegante. Las cosas habían cambiado un poco, de nuevo.

─ ¿Sí? ─ Contestaste tu teléfono, habías olvidado ponerlo en silencio.

─ ¡Alme! ¿Qué harás hoy? ─ Se escuchó la voz de tu amiga, se llamaba Verónica, tenía un singular parentesco con tu ex profesora Victoria, sólo que mucho más extrovertida.

─ Bueno, tengo una cita con mi cama y como soy descarada, le seré infiel luego para ir a mi cita con el sofá... Lo sé, no me juzgues, sólo que no sé quedarme con uno. ─ La risa de tu amiga se escuchó del otro lado de la llamada.─ Hoy por primera vez si tengo planes, hace poco se inauguró un museo de una universidad de mi ciudad y me ha llamado Shang, que trabaja ahí, para exponer uno de mis cuadros.

─ Eso es asombroso, me alegra mucho escucharlo. ─ Dijo pero hizo una pausa, por lo que te quedaste atenta a sus próximas palabras.─ ¿Te parece si voy a tu casa por la tarde? Me dieron libre hoy y me encantaría ponerte linda para tu evento.

─ No es necesario arreglarme, sólo el cuadro estará a la vista, no yo.

─ ¿Y si alguien quiere comprarlo? Debes verte presentable. ─ Pareciera que te estuviera regañando.

─ Eso sólo pasa en los museos grandes, este sólo era un pequeño evento organizado por una universidad.

─ ¡Entonces a las seis estaré allá! Llevaré mi maquillaje, no quiero ofenderte pero el tuyo apesta. ─ Dijo y colgó, sin esperar una respuesta, muy propio de ella, no te ofendias.

Guardaste tu celular en tu bolsillo, procurando esta vez ponerlo en silencio y seguiste recorriendo la gran sala, habían estado acomodando el lugar para la exposición de hoy y aún faltaban algunas pinturas por colgar, siendo una de ellas la tuya. Miraste la hora a través del reloj que rodeaba tu muñeca y diste con que eran a penas las una de la tarde, tenías tiempo para preparar algo de comida, tenías un par de billetes que te sobraban y te darían el lujo de comprar un almuerzo especial, sólo lo hacías en fechas especiales y creías que hoy lo ameritaba.

─ Con que sólo es un pequeño evento... ─ Susurró la voz de un hombre, una voz que reconocias.

─ ¡Me asustaste! ─ Volteaste entre risas y lo golpeaste en su hombro, el más alto te golpeó de vuelta y te miró con falsa molestia.─ Vamos, sabes que no lo decía de manera despectiva, pero tampoco miento, no es una exposición en sí.

─ Claro que lo es, hice todo esto para traer a mis estudiantes a ver algo de arte, de seguro sus cerebros ya no distinguen los colores luego de repasar tan seguido las leyes, esto les hará bien. ─ Dijo el pelinegro y se paró a tu lado para apartarte, había llegado un grupo de personas a cargo de ordenar, y por coincidencia llevaban tu cuadro.

Recargaste tu cabeza en el hombro del chico y sonreiste algo tímida, aún era extraño para ti ver tus propias creaciones y esta sería la primera vez que una sería expuesta. Acomodaron el gran cuadro con cuidado y sacaron una placa plateada donde estaba el nombre de la pintura, más el nombre del autor, en este caso tu nombre.

─ ¿Me vas a explicar de que trata tu pintura? ─ Preguntó y tu negaste con la cabeza a los pocos segundos.─ Hey, tengo una gran queja, fuimos prácticamente novios por años y estuvimos a segundos de casarnos, y aún así jamás me has dicho que quieren decir tus obras.