i de: ideas raras.

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me había calmado, parcialmente hablando. en realidad estaba bastante delicado y creo que beomgyu sabía que si decía algo que estuviera lo más mínimamente fuera de lugar le estamparía la cabeza en el mesón.

bajamos a la cocina porque mamá nos hizo la cena (ella entró a la habitación y se asustó al ver a beomgyu allí porque no lo vio entrar y ella no estaba enterada del pasadizo secreto que habíamos hecho de su preciada enredadera en la pared), también porque comencé a sentir que las cuatro paredes de mi habitación se comenzaban a cerrar a nuestro alrededor. el lugar se volvió repentinamente pequeño.

— ¿no vas a comerte eso? — niego y le dejo mi comida. miro su plato vacío y veo cómo termina con mi cena como si no hubiera probado un bocado en semanas. eso es tan impropio de él; beomgyu no solía comer mucho e incluso mi madre se había acostumbrado ya a no llenar demasiado su plato. que esté tragando como una embarazada era muy inusual de su parte.

— ¿por qué tienes tanta hambre? — me atrevo a preguntarle una vez terminó en un segundo con lo que alguna vez fue mi comida.

niega.

— no almorcé hoy. — frunzo el ceño, él se bebe su jugo de manzana de un tirón.

— ¿por qué no? — una vez más, sacude la cabeza mientras agita una mano en el aire.

— no es importante. — decido que no lo es sólo porque él no me lo diría. si decía que no era importante es porque no era importante para él, y por lo tanto no debía serlo para mí tampoco.

me remuevo en mi silla.

— ¿entonces? — finalmente, se vuelve a verme cuando le hablo. el silencio en el salón que se extiende hasta la cocina se siente un poco pesado, puedo incluso escuchar cómo teclea en su celular. y no me gusta. conozco a beomgyu y sé que es su forma de demostrar que no está prestando atención.

— ¿entonces?

— ¿no piensas decirme qué estuviste haciendo hoy que era tan importante para salirte del insti? — deja su teléfono en el mesón y apila los platos vacíos. yo no los lavaría, no he tocado un bocado y estoy molesto con él. que lo tome como castigo.

se encoge de hombros, levantando las cejas.

— ya te lo dije. estábamos caminando. — yo no le contesto. estoy seguro que, si hubiera un medidor de ira, el mío habría estallado hace media hora cuando beomgyu llegó.

— maldito mentiroso

— ¡¿por qué?! — me levanto de golpe.

— ¡te voy a...! — aprieto los puños y respiro, porque creo que olvidé hacerlo por un momento. el oxígeno no está llegando a mi cerebro y, por ende, no puedo pensar más allá del enfado. — ¿te escapaste del instituto para ir a caminar?

— creo que ya me preguntaste eso. — me pasa por un lado y mete los platos en el lavavajillas, apoyándose de espaldas a él y yo me doy vuelta para mirarle. sonríe como si no estuviera a punto de ser asesinado por mí.

— te lo preguntaré mil veces más si es necesario.

— no entiendo por qué estás tan enojado.

— y que me lo digas sólo hace que me enoje más.

— no estuve haciendo nada malo. — no digo nada. — en serio.

— te creería...

— pero...— me incita a continuar. le doy vuelta a la silla y me siento. no me gusta estar de pie, al parecer a él sí.

— pero tú nunca te habías escapado de clases antes. — termino. — y que lo hagas ahora ya es lo suficientemente malo como para desconfiar de ti.

— ¿no crees que estás siendo un poquito melodramático? — inmediatamente niego.

𝗹𝗼𝘃𝗲 𝘆𝗼𝘂 𝘁𝘄𝗶𝗰𝗲. yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora