o de: oh, la exclusividad de los labios choi.

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decidimos, unánimemente, ver mujercitas. la más nueva, ya saben; esa que tiene a timothée chalamet y a ema watson y... otros actores y actrices cuyos nombres no conozco.

me gustaba la sensación, el ambiente. no me sentía como si beomgyu me gustara, sino como... no sé. como me sentía siempre con él, supongo. él me tenía abrazado contra sí y me dejó poner mi cabeza en su hombro, ese que probablemente en algún momento le comenzaría a doler. pero a beomgyu no le importaba eso y, si lo hacía, no me lo diría.

— ¿te gusta? — escucho que me pregunta y me toma un momento responderle, sólo hasta que el diálogo en la película termina.

— mucho. — siento que su brazo se aprieta sobre mis hombros, atrayéndome a él.

— prefiero la original. — ruedo los ojos porque ese es un comentario tan propio de beomgyu. y, sin embargo, me gusta.

— no he visto la original. — le digo con obviedad. porque es obvio que yo, choi yeonjun, un jovencito normal, no se ha visto ni leído todas y cada una de las versiones hechas de mujercitas.

— deberíamos verla.

— estás loco. la película dura dos horas y hay como otros siete remakes.

— dos. — me corrige. sabelotodo.

— es lo mismo.

— aburrido.

— prometo algún día ver la película original de mujercitas, ¿sí? — noto que me mira de reojo y yo le devuelvo el gesto, sonriéndole con inocencia. poco después, una sonrisita linda también se dibuja en su rostro.

— lee el libro, es genial. — mi cabeza se acomoda en su hombro y yo no tengo la intención de acercarme a él, pero al parecer él sí tiene la intención de acercarse a mí. porque lo hace. — abrázame.

— ¿hm? — no estoy seguro de haberlo escuchado bien. pero, de haberlo hecho y si lo oigo repetir lo que he creído escuchar, me va a matar. voy a morirme muerto en los brazos de beomgyu.

— ¿por qué estás tan lejos? ven. — toma la mano que tengo encima de la sábana y la pone sobre su cintura, obligándome a abrazarlo (teóricamente hablando, porque para mí abrazar a beomgyu nunca será una obligación). y ahora él también me abraza, sus dos brazos apretando mi cabeza contra su pecho.

— ¿en serio crees que estoy lejos? — me río y él lo hace también. es gracioso porque no comprendo el concepto que tiene choi beomgyu de "estar lejos". y estoy seguro que entre nosotros no es capaz de deslizarse ni el aire.

— demasiado. — murmura y su aliento me hace cosquillas en la oreja, estoy seguro que lo ha notado porque yo reaccioné ante eso. imposible no haberlo hecho. me encogí un poquito en mi lugar y mis manos se apretaron en la tela de su suéter.

— te estás perdiendo la película.

— ya me he leído el libro. beth se muere.

— ¡beomgyu! — él se ríe, pero esto no es gracioso. cuando la estaba viendo sentía ganas de llorar, ahora cuando pase seguramente no lloraré una puta lágrima porque este estúpido me ha contado lo que pasa. lo odio, ¿saben? odio a choi beomgyu y todo lo que dice y odio...

— ya, ya. olvida que he dicho eso, ¿sí? — me acaricia el cabello, sus dedos enredándose entre él y su nariz rozando mi oreja. esta sensación hace que sienta como si me hubiera metido a la boca un generador eléctrico, pero me gusta. su aroma me embriaga y deseo estar por siempre así con él. — pasan muchas otras cosas, prometo no contártelas. ¿estás bien con eso, yeyo?

— hm... sí... sí, estoy bien con eso. — y yo en realidad no puedo odiarlo. yo amo a choi beomgyu. lo adoro, y es imposible no sentirme así con él. no odio a beomgyu, odio el hecho de que esté tan condenadamente enamorado de él. — beom...

𝗹𝗼𝘃𝗲 𝘆𝗼𝘂 𝘁𝘄𝗶𝗰𝗲. yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora