¿Conocéis La teoría de los seis grados? ¿Esa que dice que todos estamos conectados con cualquier persona en el mundo a través de solo seis personas, mediante hilos invisibles? Supongo que habréis oído hablar de ella. Lo cierto es que a mí me ha pasado algo parecido, pero con tan solo dos personas.
Todo comenzó a la temprana edad de seis años. Estaba en primero de primaria, como es normal, y una amiga me presentó un chico pelirrojo. Sí, Ed Sheeran. Nos convertimos en amigos desde que nos conocimos, y el tiempo nos hizo mejores amigos. Años más tarde, Ed comenzó a apasionarse por la música, tanto que dedicó todo su tiempo y dedicación para poder vivir de ello. El resultado de todo su esfuerzo es por todos conocido.
Durante todos estos años, nunca perdimos el contacto a pesar de su fama. Seguimos siendo mejores amigos, e incluso me llevaba en ciertas ocasiones a entregas de premios y gran cantidad de fiestas.
Hasta ahí todo bien.
Sin embargo e inocentemente por mi parte, no pensé que Ed se haría amigos famosos. Para mí aun era difícil de asimilar que Ed se codeara con las celebridades más populares del panorama y que ya no solo era mi modelo a seguir, sino el de millones de personas de todo el mundo.
Para colmo, si tan solo eso ya me resultaba difícil de imaginar, lo que no conseguía asimilar era la extraña obsesión que uno de sus muchos amigos tenía en mí.
Yo nunca tuve interés en él, cosa que en lugar de alejarle, lo único que parecía conseguir era saciar su extraña sed de jugar. Sí, porque todo esto había comenzado como un juego para él.
Al principio este juego, constaba de un gato que perseguía a la presa, pero llegó un cierto punto en el que el gato se convirtió en un felino mucho más veloz, astuto, y sobre todo, imparable. Sobrepasó los límites del juego y quiso llevarlo mucho más lejos. Demasiado para mi gusto.
Perdonadme. No me he presentado.
Encantada, soy Elena Martín, mejor amiga de Ed Sheeran y obsesión de Harry Styles.
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El amigo de mi mejor amigo- Harry Styles
FanfictionCarácter y personalidades fuertes y únicas. Dos cosas que tenían en común que hacía que se atrajeran. Cabezonería y orgullo. Otras dos cosas que tenían en común, pero que hacía que se complicara todo. Iguales pero diferentes en todos los sentidos. "...