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Narra Harry:

Me dirigí con paso decidido hacia el interior de la casa de mi amigo, en la que aquel momento estaba a rebosar de gente al igual que toda la noche. Me abrí paso con cierta dificultad entre aquella gente desconocida y alguna que otra conocida. Muchos de los allí presentes eran de la profesión, y aunque no había tenido el gusto de conocer a la gran mayoría de ellos sí había podido intercambiar unas simples palabras.

Mientras atravesaba aquella habitación para llegar a algún sitio que aun no tenía claro algunas chicas intentaron pararme para hablar. Yo intenté concederles unos cuantos minutos para poder hablar, ya que me dijeron que eran fans, y lo mínimo que podía hacer era eso. Muchas notaron que en aquel momento no me encontraba con muchas ganas de hablar, por lo que hablamos por un periodo no muy largo de tiempo, cosa que les agradecí inmensamente. Encontrar a fans que entendieran que había momentos en los que no quería hablar era muy gratificante. Sin embargo, hubo otras que parecía que lo único que querían era poder presumir de qué habían visto a un famoso, la cual cosa me asqueaba. Con esas personas a penas me paré un minuto, porque estaba más que claro lo que querían.

Cuando al fin pude seguir mi camino, me fui directo a un asiento que estaba vacío, un tanto alejado de la concurrida e improvisada pista de baile. Dejé caer mi cuerpo sobre el sillón, y apoyé mi cabeza en la palma de mi mano, aprovechando para relajarme. Mi cuerpo aun se sentía tenso debido a la discusión con Elena en el jardín. Me resultaba frustrante el hecho de que siempre estaba a la defensiva. Antes estábamos hablando tranquilamente y por una simple broma se ofendió, era completamente ilógico. A veces me cansaba su comportamiento, y la mayoría de veces era incapaz de prever su posible reacción. Me irritaba su cabezonería y me sacaba de mis casillas.

Dije una broma, a ella no le gustó, y se enfadó porque "mi vida era una completa broma", pensé un tanto cabreado. Lo exagera todo.

Se enfadaba por idioteces. Si ella estuviera en mi lugar también se cansaría de que alguien te atacara por cada comentario que hicieses.

Pero lo peor es que aquello me gustaba de alguna u otra forma. Me gustaba ir tras ella, me gustaba que me rechazara, me gustaba que se pusiera nerviosa cuando me acercaba a ella, me gustaba hacerla de rabiar, me gustaba llevarla la contraria, y me encantaba que no fuera ella misma. Me gustaba todo aquello y al mismo tiempo me volvía loco. Me volvía loco que siempre estuviera a la defensiva, me volvía loco que siempre quisiera tener razón, me volvía loco su orgullo, me volvía loco sus cambios de humor, y sabía que aquello no era normal, que yo no había sentido todo eso antes, y el hecho de que todo fuera nuevo para mí me volvía aun más loco.

Me sacaba completamente de mis casillas y no lo podía ni remediar ni controlar.

Narra Elena:

Estaba aun en el mismo sitio en el que hacía segundos atrás me encontraba con Harry, con el único cambio que ahora me encontraba con la espalda apoyada contra la pared. Por mi mente volaban pequeños fragmentos de la conversación pasada, provocando que un suspiro saliera de mi boca.

Dijo una broma, a mí no me gustó, y se enfadó porque no me hizo gracia, pensé. Lo exagera todo.

Se enfadaba por idioteces. Si él estuviera en mi lugar también se cansaría de que alguien le dijera las mismas "bromas" una y otra vez.

Creía que la reacción de Harry había sido un tanto exagerada e infantil, pero debía de admitir que en aquella ocasión sí que tenía algo de culpa. Lo que me dijo justo antes de marcharse echando prácticamente humo de las orejas me hizo pensar. Podía ser que mi respuesta hubiera sido un tanto brusca e incluso dolorosa. Lo solté sin pensar, pero realmente no pensaba que le iba a afectar de aquella manera.

El amigo de mi mejor amigo- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora