[әɔuo]

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Narra Elena:

Buenos días Elena :)

¿Te acuerdas de mí?

A diferencia de los anteriores mensajes, aquellos dos los leí detenidamente varias veces. Inconscientemente, los leí en voz alta, haciendo pausas y énfasis entre cada palabra, como si haciéndolo de aquel modo consiguiera descifrar un mensaje oculto que me permitiera saber quién era aquella persona, o que intenciones tenía.

Sin embargo, en cuanto la desorientación fue disminuyendo y mi capacidad racional volvió a mí, no tardé más de cinco segundos en encontrar mi candidato ideal de quién era la persona detrás de aquellos mensajes.

Maldito idiota, pensé dando un ligero golpe con mi puño. ¿Cómo mierda ha conseguido mi número?

Era más que obvio que la persona que me había mandando los mensajes era la misma con la que había pasado la mayor parte de la noche anterior. Esa forma sarcástica e infantil de presentarse era propia de la mente juguetona y enferma Harry. Supuse que le pidió mi número a Ed, porque yo jamás le había dado mi número a aquel tipo. Y jamás lo haría, aquello lo tenía claro.

No estaba dispuesta a contestar aquellos mensajes, porque sabía de sobra que haciéndolo solo estaría complaciéndole. Volvería a entrar en su juego, y justamente era aquello lo que intentaba evitar a toda costa.

Game over, pensé mientras pulsaba la opción "block". Tú juego ha terminado.

Seguidamente, bloqueé la pantalla de mi móvil dando por finalizada, la que se podría catalogar, la conversación más escueta de WhatsApp, y me dirigí a la comodidad de mi querido salón. Un suspiro salió de mis labios cuando mi espalda tuvo contacto con el mullido respaldo de mi sofá al dejarme caer sobre él.

Fue entonces cuando noté como todos los músculos de mi rostro estaban contraídos de forma involuntaria, y como mi pulso estaba más acelerado de lo normal, así que intenté dejar mi mente en blanco. Para ello, eché mi cabeza hacia atrás con la intención de encontrar una posición cómoda para mi propósito.

Aquello era frecuente en mí. Me solía exaltar, estresar y agobiar fácilmente, por lo que era común que tuviera que hacer esa especie de meditación para calmarme. Uno de los muestras de ello era aquella odiosa vena que se inflamaba cuando mi estrés aumentaba en exceso. Era un problema que me atormentaba desde una edad muy temprana y del que todavía no había encontrado una solución que no implicara el consumo de medicamentos. Siempre me negué a tomármelos a no ser que fuera totalmente necesario. Afortunadamente, no las tomaba a menudo ya que esa meditación me ayudaba, pero sí hubieron ocasiones en las que debí tomármelos.

Cuando noté como mi cuerpo volvió a funcionar de una manera relajada, decidí dejarlo. Volví a coger el móvil para revisar, en aquella ocasión, Twitter. Me encontré con que el TT que me mencionó Ainhoa seguía en la misma posición con una cantidad asombrosamente grande de tweets. Preferí no leer aquel TT, no tenía ganas de leer cosas negativas sobre mí en aquel momento, por lo que me centré exclusivamente en los tweets que aparecían en mi tl.

En momentos como aquellos, me alegraba de seguir a un gran número de cuentas donde publicaban chistes e imágenes y vídeos de animales, caídas, bebés... Realmente esas cosas me alegraban la existencia. Mientras estaba en ello, me llegó una notificación de un mensaje directo.

Un tanto extrañada porque no salía recibir mensajes por Twitter, fui a abrirlo.

Será de alguien que quiere que dé retweet a algo, pensé.

El amigo de mi mejor amigo- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora