[sop]

325 46 31
                                    

Un sonido proveniente de la mesita de noche de al lado de mi cama hizo que saliera de mis sueños de una forma un tanto brusca, provocando que los primeros síntomas de mal humor se hicieran presentes en mí.

Empezamos bien el día, pensé.

Me giré sobre mi cuerpo para mirar hacia aquel sonido endemoniado con ojos legañosos y somnolientos. El despertador, ¿cómo no? Estiré la mano perezosamente para apagar ese cacharro que desgraciadamente me despertaba de la misma forma cada mañana.

Más de una vez había pensado en estampar aquella cosa contra la pared. Cada mañana barajaba la posibilidad de tirarlo, triturarlo con la batidora, usarlo como frisbee o tirárselo a ese vecino de enfrente que tan mal me caía. Luego recordaba que era mi móvil y nunca lo hacía, pero las ganas de hacerlo nunca se iban.

Cuando me espabilé un poco, agarré mi móvil para ver que había pasado en mi ausencia.

0 mensajes. 0 llamadas. 0 vida. Como me quieren mis amigos..., pensé.

Me quedé un poco en mi cama mientras revisaba el móvil. No había nada interesante así que acabé pronto. Seguidamente, me fui a la cocina para desayunar algo simple ya que no tenía mucho hambre. Cuando acabé, me fui al baño para ducharme y arreglarme. Estuve como diez minutos debajo de la ducha y veinte minutos "vistiéndome", debido a la música que me había puesto como acompañante. Cuando por fin acabé me vestí y preparé. Después de eso, cogí el móvil y me di cuenta que tenía un mensaje de Ainhoa.

Elenaaaa, recuerda que esta noche Ed hace una fiesta en su casa!! Asi que ya sabes lo que toca esta tarde ;) y no, no tienes escapatoria. En media hora estoy en tu casa para pasar el dia juntas xx   (recibido hace 29 minutos)

En cuanto me di cuenta que faltaba tan solo un minuto para que pasara la media hora justa, me dirigí a la puerta de mi casa. Precisamente, justo cuando llegué, pude oír como el timbre sonó, provocando que una pequeña risa saliera de mis labios.

La puntualidad de Ainhoa era algo que nadie superaba, cosa que personalmente admiraba de ella. No importaba si te decía que en iba a llegar en cinco, cuarenta minutos, o dos horas, si ella te decía que llegaba en X tiempo, allí estaba ella a la hora exacta. Decía que no entendía por qué la gente llegaba antes o después de la hora prevista, que si habían quedado a X hora, sería por algo, por eso mismo también odiaba esperar a la gente. Era la persona que conocía más estricta en esto, y en aquel momento hubiera preferido que fuera de las que llegaban unos minutos tarde.

-¡Gracias por avisar con tiempo, cabrona!- le grité mientras abría la puerta.

-¡No grites, carvenícola!- me respondió ella en mi mismo tono.

En cierta medida tenía razón. Los vecinos ya me habían "dejado caer" en varias ocasiones si tenía algún problema con algún exnovio mío o algo parecido, y si por eso gritaba, pero ya les había aclarado que no se preocuparan.

-Además, te he avisado con tiempo- dijo entrando por la puerta, cerrándola tras ella-. Si lo has visto ahora no es problema mío.

-Se ha arreglado demasiado para ir de compras- susurré mirándola de arriba a abajo.

-Te he oído, listilla. Y negativo, tú te has arreglado poco- dijo haciendo énfasis en el mientras me señala con el dedo-. Así que vuelve a tu habitación, ponte una ropa de "oh dios mío que tía más buena", coge unos buenos tacones cómodos para lucir esas piernazas que tienes, y vuelve para darte mi visto bueno.

-Tacones y cómodos no pueden ir en la misma frase.

-Pueden irlo si sabes llevarlos.

-¿Por qué tendría que hacerlo?

El amigo de mi mejor amigo- Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora