Narra Elena:
Me hallaba en aquella calle, con la boca abierta y una sensación de incredulidad que acompañaba a la expresión de mi rostro a la perfección. Miraba como aquel chico de cabellos rizados y ojos esmeralda se alejaba de mí a gran velocidad en la motocicleta en la que, no hacía mucho, me encontraba sentada de "paquete". Mis brazos estaban arropando mi tronco por debajo del pecho, en un vano intento de resguardar mi cuerpo del frío nocturno. A pesar de ello, irónicamente, mi cuerpo seguía tan helado como mi mente en aquel momento.
Harry había hecho mil y un intentos de acercase a mí. Muchos fueron sin resultado, mientras que en otros se salió vagamente con la suya. Sin embargo, jamás se había osado a realizar tal cosa con anterioridad. Había hecho muchas cosas pero nunca llegó a crear mentiras en las que incumbiera a otras personas. Quizás por eso surtió efecto su plan. Quizás por eso no sospeché en ningún momento que aquello pudiera ser otra artimaña suya. Y quizás por eso me sentía tan estúpida.
Por un momento, en la fiesta, pensé que había descubierto a un nuevo Harry. A múltiples Harry's para ser más exactos, y sinceramente, uno de aquellos me gustó. Aquella parte sensible, amigable, e incluso graciosa me gustó, no podía mentir. No obstante, en aquel momento no sentía la menor pizca de aquellos sentimientos. Me sentía dolida, engañada. Sentía que todo lo que había sucedido en la fiesta estaba pensado, meditado, planificado milímetro a milímetro para que las cosas salieran como salieron, que lo tenía todo pensado y sabía incluso que haría yo ante sus actos. Su forma de acercarse, la forma en la que se movía o hablaba, el beso, la pelea... Incluso llegué a pensar que Drew y aquel depravado del jardín habían sido contratados por él.
Me sentí una niña idiota y usada por un adulto mucho más inteligente y perspicaz que ella, como una mosca atraída por los llamativos y vibrantes colores de una linda flor, pero que luego resultó ser una horrible planta carnívora. Es por ello que me juré que desde aquel momento, todas mis defensas estarían alerta cada vez que estuviera cerca de ese chico.
Justo en aquel momento, allí en la calle, descubrí otra de las muchas facetas de Harry que había descubierto aquella noche. Su lado más manipulador y metódico.
Lentamente, conseguí despertarme de aquella especie de mundo paralelo en el que me habían inducido mis pensamientos, y me dirigí hacia mi casa mientras cogía las llaves que tenía guardadas estratégicamente en mi sujetador. Mis tacones resonaron contra las losetas de cemento de la calle al son de mis pasos por toda la oscura y desierta calle, creando un compás un tanto más ruidoso de lo que a mí me hubiera gustado.
Si los vecinos no se han despertado con el ruido de la moto, no lo harán por esto, pensé.
Introducí las llaves en la cerradura haciendo que después de que diera un par de vueltas se abriera la puerta dejándome entrar a mi casa. Cerré la puerta tras mí y me fui directa hacia mi habitación. Estaba agotada y helada y lo que más me pedía mi cuerpo era irme a la cama inmediatamente. Aun así, conseguí obligarme a mí misma para ir antes al baño a desmaquillarme. No quería hacerlo, pero prefería lavarme la cara a tener que lavar al día siguiente la almohada o la sábana.
Antes de ponerme a ello, recordé que lo más seguro era que Ainhoa y Ed no supieran donde me encontraba, así que decidí mandarle un mensaje a Ed para que no se pusieran a buscarme y se preocuparan por mí.
Ed, ya estoy en mi casa. Harry me ha traído a traición, ya te contaré. Lo digo para que no te pongas a buscarme por la fiesta porque no me encontrarás. Buenas noches bebé, y ha sido una gran fiesta xx
A Ainhoa decidí no mandarle nada ya que recordé que no se había llevado el móvil al igual que yo, así que aparté el móvil y lo apagué para que nadie pudiera interrumpir mi sueño. Después, me dirigí al baño para hacer la última cosa que debía antes de irme a dormir.
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El amigo de mi mejor amigo- Harry Styles
FanfictionCarácter y personalidades fuertes y únicas. Dos cosas que tenían en común que hacía que se atrajeran. Cabezonería y orgullo. Otras dos cosas que tenían en común, pero que hacía que se complicara todo. Iguales pero diferentes en todos los sentidos. "...