"Completo"

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Fue por la mañana.

Daemon no podría considerarse una persona mañanera.

Especialmente estos últimos meses donde todo su mundo había cambiado.

Y de la mejor manera.

No había nada más dulce que despertar entre los brazos de su amada esposa para luego romper el ayuno con todos sus hijos mientras charlaban animosamente de las tantas cosas que habían pasado con su día a día.

Para la suerte de él y de Rhaenyra, los cuatro niños se habían adaptado muy bien a la situación.

Reflexionado sobre los últimos momentos que su vida estaba atravesando.

Daemon se permitió disfrutar de la brisa y tranquilidad familiar que había rodeado a Dragonstone.

Todo aquello desde que su familia y la de Rhaenyra se unieron.

Más sin embargo...

Aveces se sentía egoísta.

Por las muchas cosas buenas que podían existir en el presente, aún había cicatrices del pasado que no se podían borrar tan fácilmente.

Podía verlo cada que sentía la mirada de Baela sobre él y Rhaenyra cuando se besaban o tenían un momento íntimo entre los dos.

Aun sin que Rhaena se diera cuenta,sus ojos eran traicioneros observando con profunda preocupación y tristeza el vientre lleno que su ahora madrastra tenía.

Sus hijas habían sido marcadas por la tragedia de perder a su madre siendo tan jóvenes.

Fueron esos momentos lo que volvían todo más difícil.

A veces sentía que la facilidad y entusiasmo con el que se había acoplado a su nueva vida era demasiado para ambas niñas.

Pero vivían en un mundo cruel lleno de horrores.

Eso no lo hizo sentir menos culpable.

No podría considerar a Pentos como un hogar, la mera idea era lejana y hasta absurda en cierto sentido.

Él se había refugiado en el lugar para olvidar a un viejo amor y tratar con resignación un nuevo camino trazado en su vida.

Su matrimonio con Laena había grabado momentos en su memoria.

La felicidad y la emoción que sintió cuando finalmente pudo conocer a sus dos chicas.

El amor profundo que lo embargo cuando las cargo entre sus brazos.

El orgullo que lo embargo cuando el huevo de Baela eclosiono.

La triste reflexión de sí mismo al ver que su otra hija no contó con la misma suerte.

La soledad y añoranza hacia otro amor que perduró en su corazón durante 10 años.

La culpa por nunca poder sentirse completo con una mujer que le había dado todo de sí hasta que eso mismo la mato.

No podría decir que la amaba, incluso antes de su unión con Rhaenyra, su corazón no llegó a permitirse el lujo de disfrutar el cálido amor que Laena le daba.

La situación era deprimente.

Porque incluso cuando trataba de negarlo constantemente, hundiéndose entre libros y historias de señores que realmente no le importaban.

Laena lo miraba sin juzgarlo.

Lo que le dirigía eran ojos de lastima hacia él e incluso hacia sí misma.

Que ironía de la vida.

Daemon Targaryen, uno de los hombres más temidos del mundo y el terror personal de algunos otros.

Se ahogaba en su miseria gracias a sus propias acciones.

—Sé que la vida te ha decepcionado. Tal vez no soy la esposa que habrías querido—

Y hizo miserables a otros mientras eso pasaba.

Pero aún así....

—No quiero que te culpes de las cosas que llegamos a vivir juntos, mucho menos de tus acciones—...—yo escogí esto aún sabiendo lo que anhelabas—...—Y te ame sobre ello,como se que tu también la— ella se corto mientras sus ojos se oprimieron con algo similar a unas lagrimas.

Una sonrisa cansada fue dirigida a él mientras la escuchaba.

"Tal vez algún día tú puedas decírselo por ti mismo, solo cuando finalmente te sientas completo"

—¿Te encuentras bien, mi amor?—Rhaenyra lo abrazo y pudo sentir la redondez de su vientre apoyada en su espalda.

—Si—se volteo y la atrajo hacia él mientras besaba su cabeza—Volvamos a dormir—

Laena tuvo razón.

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Avy jorrāelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora