Capítulo 03: Solo respira.

17.2K 1.3K 288
                                    

No quiero moverme, pero mis nervios hacen que quiera cubrirme con una manta  para esconderme y desaparecer. ¿Por qué me siento tan nerviosa por volver a ver a este completo desconocido? Ni si quiera yo lo puedo explicar.

Trato de controlar mis nervios de alguna forma, y me reprendo a mi misma por actuar como una niña de dieciséis años enamorada por primera vez. Respiro suavemente, con miedo incluso, de que me oiga hacerlo.

Quiero mirarlo...solo una miradita.

Giro mi cabeza lentamente en dirección a la derecha. Despacio, lento, seguro. Veo su perfil recto, sus labios sonrosados y sus claras pestañas sobre sus mejillas. Su cabello alborotado color caramelo. Lleva puesta una camisa blanca suelta y lleva los primeros botones desabrochados. Puedo ver las cabezas de unas golondrinas de tinta decorando su pecho y me asalta una presión en el pecho al ver que hay más tinta debajo de su piel. Si me fijo bien, puedo ver por debajo de su camisa y ver las sombras negras de tatuajes que no puedo descifrar sobre su piel levemente bronceada.

Es muy guapo.

Suspiro con anhelo. Mis ojos se detienen en sus labios. Están cerrados es una delgada línea, y por un momento se mueven pronunciando un murmullo inaudible. Debe estar leyendo en voz baja para si mismo. Me pregunto  si alguna vez se ha pasado de la parada en la que tenía que bajarse por ir leyendo tan concentrado.

Me hipnotizo de nuevo. Mi mente divaga, vuela. Se ven suaves. Me pregunto como se sentirá tocarlos, como se oirá el sonido de su voz cuando sale por sus labios. Se remoja los labios y estos brillan. ¿Cómo se sentirá...besarlos?

El bus se detiene de forma brusca y el hombre misterioso levanta la vista a la vez que yo escondo mi cara entre mi cabello. Por Dios, que no haya notado que lo estaba mirando...

Sujeto mi mochila con fuerza contra mi pecho. Es mejor que me cambie de lugar si no quiero pasar más vergüenza de la que sé que voy a pasar. La mala suerte siempre ha estado de mi lado, y con ella el espíritu de la ridiculez.

Hago una pequeña pataleta en mi interior. No quiero separarme de su lado, pero no quiero arriesgarme a que me vea. En realidad, me gusta la idea de ser como una especie de admiradora secreta. Su admiradora secreta. Bueno, por este periodo de tiempo. Seguro nunca lo vuelvo a ver después de este día.

¿Tendrá novia? Un sujeto como él debe tenerla. Seguro que si. A ninguna mujer que le conozca se le debe escapar su atractivo. El pensamiento me deprime un poco, pero me resigno.

Me levanto para poder cambiarme de lugar, he irme a los asientos de al fondo que están desocupados. Cuando me levanto de mi asiento, el chofer del bus da un frenazo, haciendo que este se detenga bruscamente y haga que me tambalee con fuerza hacia atrás, y reacciono lo suficientemente a tiempo para aferrarme a un fierro y poder mantener el equilibrio. El bus hace su efecto revote con lo que me impulso hacia delante por la fuerza de gravedad, cayendo de tropezones al suelo.

Ay, no.

Enseguida puedo sentir las miradas preocupadas de la gente que se encuentra arriba de bus, y alguna de las risas de los niños a bordo. El rojo tiñe mis mejillas producto del bochornoso momento. Pongo mis palmas sobre la superficie, y me dispongo a ponerme de pie.

— ¿Estas bien? —siento una voz masculina. Es profunda y está detrás de mí. Hay un toque de preocupación en ella. Mi modo de alerta se activa, y sé de inmediato que se trata de él.

Cubro mi cara con mi cabello, para evitar que me vea. Me levanto torpemente del suelo, un poco desorientada por la caída.

— N-no, estoy bien. Muy bien. No necesito su ayuda, gracias — digo casi gritando las palabras, de manera muy rápida.

𝐁𝐎𝐎𝐊𝐒: Como si me leyeras ☕︎︎ 𝐡.𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora