Capítulo 20: Habrá que confirmarlo.

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Quedan dos días para que mi hermano regrese a casa después de sus dos semanas fuera de ella por su trabajo y hace más de una semana que no se absolutamente nada de Harry Styles, y tampoco me he preocupado de contactarlo de algún modo. De cierta manera los días sin él han sido comunes y corrientes, por no decir aburridos. A ratos he tenido el extraño pensamiento de que lo estoy extrañando con ganas, pero realmente no sé si es debido a su ausencia que siento así de triste.

Quizás es que extraño a mí hermano. Quizás es porque sé qué mi mejor amiga me oculta algo y no quiere decírmelo. Quizá es porque desde la fiesta me he sentido constantemente perseguida por los tormentosos recuerdos de mi pasado. Quizás es porque la fecha del aniversario de la muerte de mis padres se acerca. Quizá realmente no hay una explicación concreta por la cual siento esta opresión en el pecho cada vez que lo pienso, pero la verdad es que estoy días me he sentido muy sola. Las ganas de llorar están constantemente picando mi garganta. Es como si me hubiera tragado una píldora en seco.

Siempre estoy tratando de mantener mis emociones al margen de los demás y esperar el momento en el que llego a mi casa y sólo me encuentro conmigo misma. Ese es el momento en el que puedo explotar, en el que puedo mostrarme cuan débil soy, cuan rota me siento y sólo a mí misma. Pero aun así sigo constantemente sintiéndome vacía.

—Evan — la voz de Dalia me saca de mis cavilaciones — ¿Te encuentras bien? — me pregunta. Hay preocupación detrás de sus palabras amables.

—No dormí bien. Esto es todo — sonrío, pero sé que me ha salido terrible y espero que ella no pueda notarlo.

—Esa fue una pésima mentira — Dalia me reprocha —. Estos días has estado muy extraña, ¿por qué no me quieres contar qué te pasa? Estoy preocupada por ti.

Suspiro mientras me abstengo de mirarla. Sé que Dalia sólo se preocupa por mí, siempre ha sido así desde el día en que se volvió mi amiga, pero soy esa clase de persona a la que no le gusta hablar de sus problemas ya que no quiere preocupar a otras personas con su mierda. Hasta he llegado a convencerme a mí misma de que no importa a cuantas personas le cuentes el motivo de tus preocupaciones, de tu tristeza y de tu angustia; a ellos nunca les va a interesar y nunca podrán sentir lo mucho de duele estar en tus zapatos, porque los problemas ajenos nunca son tan grandes como los propios. Nunca se puede entender la situación de otra persona sin haberla vivido. Por mucho que escuches los problemas de los demás y sientas compasión o lástima de estos, nunca podrás ponerte en su lugar y nunca podrás llegar a sentir lo que ellos sienten. Por mucho que te conmuevan las historias tristes, no será una continua carga para ti como lo será para la persona que es dueña de aquella historia.

Tomo una respiración profunda en lo que vigilo que el profesor Johnson no nos esté mirando hablar en medio de su explicación.

—Se acerca el 10 de enero —digo, sintiéndome triste al momento de decirlo en voz alta —. Supongo que es eso.

—Lo sabía — Dalia dice rápidamente, asintiendo —. Siempre sueles ponerte extraña en esta fecha sólo quería saber si era por la misma razón.

Sonrío, no porque realmente me sienta feliz, es sólo por hecho de que Dalia me conoce tan bien y no hay nada más que aprecie que eso; Alguien que recuerde lo que te gusta y lo que no. Alguien que te preste atención y lo recuerde.

(***)

Dalia y yo nos reunimos en los casilleros para dejar nuestros libros y prepararnos para nuestra siguiente clase.

— ¿Iremos al cementerio? — Dalia se apoya en el casillero a mi lado.

—Claro que sí —respondo. Siempre que se cumple un año del accidente voy a ver a mis padres al cementerio con Dalia. Es algo que planeamos hacer para nunca olvidarlos, además de ser una conmemoración de lo mucho que los extraño a ambos, y espero que sea algo que podamos seguir haciendo por mucho tiempo.

𝐁𝐎𝐎𝐊𝐒: Como si me leyeras ☕︎︎ 𝐡.𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora