«Primeros encuentros: Harry.»

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"Tuve la sensación de que podía caer dentro de aquellos ojos..." —La máquina de follar, Charles Bukowski.

Siempre suelo calcular el número de páginas que tengo que leer -según el tamaño del libro y su letra- desde que tomo el bus desde mi casa, hasta que llego a mi trabajo en la librería. Generalmente suelen ser unas cuarenta o cincuenta páginas. Leo bastante rápido debido a lo mucho que lo hago.

Casi nada puede distraerme cuando estoy leyendo. Es como si realmente me metiera dentro de la historia y viera como los personajes de esta dialogan y viven sus historias. Como aprenden, viven, ríen y lloran. Para mí, no hay nada que me distraiga tanto de mi vida, mis problemas y mis propios pensamientos que leer.

Pero algo -o mejor dicho alguien- ha estado distrayéndome.

Alguien me observa.

Levanto la vista para ver el reflejo de la ventana y la chica gira su cabeza de golpe cuando lo hago. Dirigiendo también su vista a la misma. No puedo ver su rostro a la perfección debido al fleco desordenado y largo que cubre su frente. Pero no hay nada que me haga olvidar el rostro de ella.

Debe ser una jodida broma. Mis pensamientos hablan con voz molesta cuando la miro. Concuerdo con ellos.

Su rostro es exactamente igual al de... Maise. A pesar de su cabello castaño y el ancho de sus caderas y el volumen de su pecho. Esa chica es igual al Maise. La forma de sus ojos, su nariz respingona y el grosor de sus labios...

Ella es la que ha estado observándome.

A excepción de que ella no acarrea sobre sí toda aquella elegancia que solía dar a percibir cuando mirabas a Maise. Por el contrario, esta chica transmite alguna clase de presencia juvenil y descuidada. Algo divertida. ¿Por qué lo siento así?, ¿por qué no dejo de mirarla?

Su ceño de frunce, dando a expresar una seña de confusión y desentendimiento. Cuando miro por la ventana para ver a qué se debe tal expresión no logro adivinarlo. No es entonces que toma la mochila de entre sus piernas con velocidad y toca el timbre para bajarse del bus que lo adivino: Debió haberse pasado de la parada en que tenía que bajarse.

Ella definitivamente no es como Maise. Ella nunca fue así de distraída.

Ella nunca podrá ser como Maise.

Cierro los ojos con fuerza y agito mi cabeza, intentando ahuyentar todas aquellas imágenes de mi cabeza. Todos aquellos recuerdos dolorosos que me trae su nombre.

Vuelvo a poner mi vista sobre las líneas del libro, cuando el bus se detiene, y la chica se baja. No vuelvo a levantar mi vista, y espero nunca volverla a ver otra vez.


5 años después...

— ¿Es una broma, Janis? —Espeto con furia e indignación— ¿Acaso no piensas asistir al cumpleaños a tu propia hija? —no puedo disimular mi tono hostil y tajante cuando le hablo.

No puedo evitar que los sentimientos de rabia y desprecio salgan de mi boca cada vez que hablo con esta mujer acerca de la que se supone es nuestra hija. Nuestra responsabilidad. De ambos. ¿Es que acaso no entiende?

— ¿Qué mierda quieres que haga, Harry? No puedo ir. Chris me invitó a salir y no puedo cancelarle—se excusa. Aquella irritante voz que siempre da largas y las largas, cada vez que de Naomi se trata.

— ¿No puedes o no quieres? —le pregunto, queriendo corregir aquellas palabras. —Cancela su cita y ven al cumpleaños a tu hija, por el amor de Dios. Ella está comenzando a darse cuenta, ¿lo sabes? No va a ser una niña pequeña para siempre.

𝐁𝐎𝐎𝐊𝐒: Como si me leyeras ☕︎︎ 𝐡.𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora