6 de abril del 2023.
Seúl, Corea del Sur.Luego de un día un poco pesado, y que hubieran muchos cometidos y tropezones en su trabajo, por fin Yeonjun pudo llegar con su amados esposo a casa, algo cansado sí, pero llegó feliz al saber que su amado lo estaba esperando ya con la cena lista y una noche de películas dónde se arrullarian mutuamente y probablemente se quedasen dormidos a la mitad, pero valdría la pena totalmente.
-Soobin-ah, te extrañe-. Dijo el pelinegro llegando a su casa y encontrandose con su esposo lavando los trastes para servir, este solo sonrió y dejó que su esposo lo abrazara por la espalda mientras susurraba cosas bonitas dandole suaves besitos en el cuello.
-Yah, ven vamos a comer Yeo-. Dijo el castaño sonriendo hacia su marido, mientras este asentía.
-Claro, deja voy a cambiarme-. Dijo el pelinegro, a lo que el castaño alego que no se tardase demaciado o se enfriaria la comida recién hecha.
Yeonjun iba caminando a paso lento hacia su habitación, el día de trabajo había sido más pesado de lo normal, su jefe estuvo incluso más pesado y hartante que otros días, lo había regañado y le había ordenado rehacer una pista que le costó semanas e incluso un mes hacer. Sinceramente el humor de Yeonjun con su jefe no era el mejor, por ende andaba mas cansado e irritable de lo normal. Al llegar a la habitación procedió a quitarse sus demás prendas de ropa suspirando por lo bajo y cansado, había sido un día demaciado pesado para ser verdad y lo único que quería era descansar con su amado marido.
De repente el pelinegro se sintió pesado, incluso más cansado de lo normal, levanto su cabeza lentamente para encontrar su reflejo en el espejo que tenía en frente, viendo sus facciones cansadas y ojeras que caían hasta sus mejillas ahuecadas por no comer ni dormir bien, viendo como poco a poco esa figura desvanecia y daba paso a un Yeonjun de 10 años, con facciones rellenas y adorables, con sus lentes de marco negro de los que siempre se burlaban y su cabello largo hasta taparle un poco los ojos, que ocultaban miedo, ira y tristeza. En el reflejo por sus ojos caían gota tras gota las lágrimas que estaba tratando de contener las gotas que caían por sus mejillas llenas de raspones y sangre.
El recuerda ese día.
-¿Yeonjun?-. Pregunto el pelinegro hacía su reflejo, más el pequeño del otro lado no le pudo hacer mucho caso, pues de un momento a otro se hecho a llorar frente al espejo tirando todo lo que había en su habitación, hasta sus lentes, los cuales estaban rotos y los tiro por aquella ventana odiandose a si mismo por dejar que le hicieran bullyng en el colegio y aún más, cuando sus padres le regañaban por ello, se sentía frustrado e ido, queriendo hacer algo al respecto con su vida.
-No....no hagas eso, pequeño, todo va a estar bien....fue un mal día, pero mañana sera uno exelente lo se-. Decía el mayor al otro lado, viendo en carne propia como su versión pequeña lloraba y se tiraba el cabello desesperado por todo lo que me hacían en la escuela; llorando a mares hasta que se calmo un poco y comenzo a respirar para tranquilizarse.
-¿Por qué tiene que ser a mi?-. Preguntaba Yeonjun de 10 años, viendo su reflejo en el espejo sin saber que del otro lado se encontraba su versión más grande viendole con ojos llorosos. Sin más, luego de limpiarse bruscamente sus lágrimas y verse una última vez, bajo a almorzar con sus padres que lo tenían llamandolo desde hace un rato ya.
-Porqué la vida no es tan justa, pequeño-. Dijo el mayor, viendo su recuerdo desvanecer por aquel enorme cristal frente a sus ojos y verse de nuevo a el mismo, pero de la edad correcta y tiempo presente.
Sin aún creer lo que vió, Yeonjun agitó la cabeza ante los llamados de su amado esposo y le dijo que iba en unos instantes, mientras siguió observando ese espejo, como si pudiera saber sus recuerdos o situaciones que vivió en algún momento, como sabía que estaba el allí.
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🥀Viendome, a través de un espejo🥀
Hayran KurguCada noche, pasando por algo diferente en mi. Viendo cosas que no recordaba de mi mismo. >