ーMío por contrato.ㅣ 🐯🐰ㅣ

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- ¿Y bien?

Pasaba sus delgados dedos por la cabellera de su parejita, peinándolo con bastante cariño mientras observaba a este mismo jugar con un cubo mágico que encontró en una repisa de la habitación ajena.

-¿Qué?

-¿Te cayó bien mi mamá?

-Es obvio que sí

-¿Y su comida?

-No le digas a Yoona, pero creo que cocina mejor que ella

-Si le diré~

-Aunque le digas, no creo que te crea porque le caes mal aún

Detuvo sus caricias, haciendo que Jeon volteara a verlo.

-Auch

-Peeeero, yo te amo

Le robó un pequeño besito.

-Así que no importa, ¿Verdad?

-Verdad

Le dio un pequeño ataque de besos en los labios y rostro de su novio, provocándole una sonrisa demasiado tierna desde su punto de vista.

-Kookie, te amo demasiado

-¿Tanto como para comerte mi alma?

-Sí

-Que romántico

Se separó del mayor mientras fruncía el ceño y dejaba el cubo en donde lo agarró.

-Es un decir conejitoo~

Hacía puchero mientras veía como se paraba de la cama.

-Pero tú en verdad puedes, eres un demonio Tae

-... Cierto, me olvidé, pero sabes que no lo haré

-Mmh

-Vuelve a mi camita, porfii

El menor lo miraba desde los pies de la cama con los brazos cruzados.

-Mi boca te quiere adentroo~

-... ¿Qué quiere adentro?

-Lo que quieras meter lindo

Sonreía con lujuria a medida que veía que Jungkook se acercaba a él, tomándolo del mentón y sonriéndole levemente.

-¿Sabes que te voy a meter príncipe?

-¿Q-Qué mi amor?~

-Una granada

-Qu- ¡Kookieeee!

Se le borró la sonrisa y chilló, comenzando a hacer pucheros y berrinches para tener su atención.

-Shsh, Dahee iba a dormir siesta, no hagas tanta bulla

-¡Eres cruel, muy cruel!

-Ya, ya, las granadas son difíciles de conseguir igual

-Pero- ¡Amoooor!

Chillaba aún más, casi comenzando una pataleta como si fuese tal cual un niño de cinco años.

-Ya Taee

Aplastó suavemente sus mejillas, mientras acariciaba levemente su labio inferior con uno de sus pulgares.

-Si quieres al menos un beso, no debes de ser tan ruidoso

Asintió levemente en lo que abría su boca con tal de darle paso al pulgar de su chico, mientras clavaba sus ojos en él de la manera más sumisa posible.