8

2.5K 180 12
                                        

Han pasado dos semanas desde la última vez que vi a Tom. Durante todo este tiempo, no ha habido ni una llamada ni un mensaje de su parte. Aunque estoy tratando de seguir adelante, no puedo evitar sentir una sensación de decepción por su falta de comunicación.

Hoy es el cumpleaños de Mateo, y está emocionado como nunca antes. Me pregunta si su papá, Tom, estará en su fiesta. Con una sonrisa en el rostro, le respondo que le avisé a Tom y que estoy segura de que vendrá.

—Claro que vendrá, cariño. Le dije a tu papá sobre tu cumpleaños y sé que no se lo va a perder.

—¡Eso es genial, mamá! Estoy tan emocionado de que papá venga.

Aunque por dentro tengo mis dudas y preocupaciones sobre si Tom realmente asistirá, quiero que Mateo mantenga su ilusión y felicidad en este día especial. Me esfuerzo por transmitirle seguridad y confianza en que su papá estará presente.

—Estoy segura de que tendrás un cumpleaños increíble, cariño. Papá estará aquí para celebrar contigo

(...)

Los preparativos para la fiesta de cumpleaños de Mateo están en marcha. Los globos están inflados, la mesa está llena de golosinas y el pastel está listo para ser servido. Los amigos y los invitados de Mateo comienzan a llegar, llenando la casa de risas y emoción.

Pero a medida que el tiempo avanza, noto que Tom aún no ha llegado. Una sensación de decepción comienza a crecer en mi interior. Intento mantenerme fuerte y sonreír, pero no puedo evitar sentirme preocupada y triste.

—Mamá, ¿crees que papá se olvidó de mi cumpleaños?

—No, cariño. No creo que se haya olvidado. Tal vez solo se está retrasando un poco. Seguro que aparecerá pronto.

Intento animar a Mateo mientras sigo esperando ansiosamente la llegada de Tom. Miro el reloj una y otra vez, esperando ver su rostro en la puerta.

La fiesta de cumpleaños de Mateo sigue su curso y me encuentro sumida en una tristeza que no puedo evitar. A medida que los minutos pasan y la ausencia de Tom se hace más evidente, una sensación de desolación se apodera de mí.

Intento mantener la calma y continuar con la celebración, pero mi mente y mi corazón están preocupados por qué le pudo haber pasado a Tom. Tomo mi teléfono y comienzo a llamar una y otra vez, esperando desesperadamente que responda.

— Por favor, contesta

Las lágrimas comienzan a empañar mis ojos mientras mi voz se quiebra al dejar un mensaje de voz en el que le ruego a Tom que me llame de regreso. .

Miro a Mateo, quien sigue disfrutando de su fiesta, ajeno a mi tormento interno. No quiero que mi tristeza se refleje en su día especial, así que trato de ocultar mis emociones y seguir adelante
Escucho el timbre resonar en la casa y me dirijo hacia la puerta, sin saber qué esperar. Al abrir, me encuentro con una visión que me deja perpleja y enfadada al mismo tiempo. Es Tom, claramente borracho, con los labios manchados de labial.

— ¿Qué demonios estás haciendo aquí, Tom? La fiesta terminó hace horas. Vete.

Mi voz suena despotamente mientras trato de ocultar el resentimiento y la decepción que siento hacia él. Observo su rostro desencajado y sus ojos vidriosos, una clara evidencia de su estado de embriaguez.

—_______... Por favor, déjame explicarte...

—No quiero escuchar tus excusas ahora, Tom. Tienes que irte. Has arruinado suficiente.

La rabia y la frustración arden en mi interior mientras lo miro, consciente de que este momento solo alimenta el resentimiento que ha crecido entre nosotros. No puedo evitar sentirme engañada y traicionada una vez más.

—_______, lo siento... Estaba perdido y...

—________, Ahórrate las explicaciones, Tom. No quiero escucharlas. Ya es suficiente.

Intento mantener mi voz firme y segura, aunque por dentro estoy llena de dolor y confusión. Me niego a permitir que su presencia desordenada y sus palabras vacías me afecten más de lo que ya lo han hecho.

—Nunca debí permitir que entraras en la vida de Mateo. Me equivoqué al pensar que podías ser un buen padre para él.

—________, por favor, perdóname. Sé que cometí errores, pero...

—No quiero escuchar tus disculpas, Tom. Es mejor que te vayas y nos dejes en paz de una vez por todas.

Mi voz suena cargada de desprecio mientras lo miro, sintiendo una mezcla de rabia y decepción. No puedo permitir que sus palabras me afecten más de lo que ya lo han hecho.

—________, te pido que me perdones. Cometí errores, pero te amo y quiero hacerlo bien esta vez.

—Perdonarte, ¿en serio? ¿Crees que una simple disculpa borrará todo el daño que has causado? Ya es suficiente, Tom. Es hora de que nos dejes en paz de una vez por todas.

Mantengo mi voz firme y decidida, aunque por dentro estoy llena de dolor y resentimiento. No puedo permitir que su presencia continúe lastimándonos.

—______, lo siento de verdad. Si tan solo me dieras una oportunidad para demostrarte...

—_______ No hay nada que puedas hacer o decir en este momento que cambie lo que has hecho. Solo vete y déjanos en paz.

Observo a Tom con desdén, recordando todas las veces que me ha herido y decepcionado. Es momento de poner fin a esta farsa y seguir adelante sin él.

Tom da un paso atrás, con una mirada de tristeza en sus ojos, y se aleja lentamente.

—Lo siento, ______...

Cierro la puerta.

Tuyo - Tom Kaulitz+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora