Han Jisung odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan amargado, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Lee Minho, para que sea el novio de s...
Minho estaba haciendo ese gesto extraño con la boca, ese triángulo malévolo que nunca avecinaba cosas buenas, todos lo sabían, y Jeongin comenzó a sudar frío.
Normalmente, Minho siempre sonreía, parecía lanzarle flores a todo el mundo, y verlo en ese estado era un shock para todos. Minho lucía como si fuera capaz de arrancarle la cabeza al pobre de Jeongin solo con sus manos.
Jeongin comenzó a temblar por el miedo, e instintivamente Jisung lo abrazó para tratar de calmarlo. El chico, después de todo, aunque eran de la misma altura, Jeongin era, delgado y frágil, y Minho parecía dispuesto a lanzarse sobre él.
— Y tú, Han Jisung —las palabras salieron heladas, sin diversión, y el aludido supo que estaba en problemas porque Minho nunca lo llamaba por su nombre completo a menos que fuera algo realmente serio—, ¿has olvidado que tienes un novio y no necesitas de una zorra?
El pobre de Jeongin parecía a punto de romper a llorar.
— Oye, Minho, ¡no te pases! —le regañó Hyunjin poniéndose de pie, tomando valentía por un breve momento.
Pero Minho lo fulminó con la mirada y Hyunjin decidió que quería conservar su piel ese día.
— No estoy hablando contigo, Hyunjin —dijo Minho volviendo a mirar a Jisung y a Jeongin—, sino con mi exnovio.
¿Ex...?
— ¿Estás terminando conmigo? —preguntó Jisung de forma incrédula.
— ¿Y a ti qué te parece? —replicó Minho con desdén.
— ¡No pueden terminar, Lino! —gritó Jeongin rompiendo a llorar—. ¡No puedes hacerlo, deja que te lo explique!
Sin embargo, Minho se limitó a bufar para luego girarse, marchándose a pasos veloces, todavía con esa expresión de ira difícil de ocultar.
Jeongin comenzó a gemir.
— ¡Ve... ve tras él, tú idiota! —lloriqueó empujando a Jisung.
El rubio lo miró atónito.
— No puedes estar hablando en serio, ¡no hicimos nada malo! —gruñó Jisung, todavía sin poder creer que de verdad estuviera ocurriendo eso.
¿Realmente Minho estaba terminando con él? ¡Si para comenzar, ni siquiera eran novios de verdad!
Y si no lo eran, ¿por qué esa ruptura le estaba doliendo tanto? ¿Por qué ver a Minho actuar así lo hirió en lo profundo del corazón?
— ¡A mí... no v-va a es-escucharme...! —sollozó Jeongin—. ¡Debes —un golpe en el pecho— ir —otro golpe— tras él!
Jeongin parecía querer darle otro golpe, pero entonces alguien lo tomó de los hombros, deteniéndolo y girándole.
— Oye, Innie —murmuró Seungmin abrazándolo de golpe—, tranquilo, por favor, cálmate.
Jeongin abrazó a Seungmin, para sorpresa de todos, y sollozó en su pecho.
— ¡Ve tras Minho, Jisung! —ordenó Hyunjin de pronto, molesto.
Jisung quería replicar, decirle algo, pero escuchar el nuevo llanto de Jeongin le hizo ver que si dejaba que su orgullo se interpusiera, las cosas con Minho podían quedar rotas para siempre.
Y Jisung no quería eso. Fueran o no fueran novios, Jisung no quería que todo con Minho se arruinara por un malentendido.
Así que se alejó de los chicos siguiendo el camino por el que Minho se había ido, dispuesto a aclararle todo lo que había pasado, esperando encontrárselo hecho una furia todavía.
Pero no esperaba encontrárselo llorando en una banca como un niño pequeño, desesperado para que alguien lo sostuviera.
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