STAY WITH ME ✧ draco malfoy [✓]

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En el momento en que Draco salió de la enfermería, no pudo evitar encontrarse con los ojos de Ginny Weasley, quien caminaba apresurada a la enfermería.

Pues, en cuanto Eloise había despertado, las enfermeras se lo hicieron saber a Ginny y Neville, quienes parecían estar a cargo de todo lo que estaba en contra de Voldemort y del lado de Harry Potter en Hogwarts.

Eloise la vio entrar y dejó que se acercara un poco más a su camilla, ahí fue cuando Ginny comenzó a hacer preguntas a la castaña.

—¿Cómo te sientes ahora?

Eloise tragó saliva y asintió brevemente. —Mejor.

—He preguntado afuera y me han dicho que puedes irte ahora si así lo deseas. — se apresuró a decir Ginny.

Eloise la miró unos segundos, ¿cuánto tiempo estuvo inconsciente? se preguntaba aquello por la forma en la que Ginny Weasley se veía. Bajo su intensa mirada se encontraban un par de bolsas oscuras colgando, su piel se veía amarillenta, sus mejillas sin vida y su cabello un poco seco.

Simplemente parecía que no había dormido bien en los últimos días.

—Eloise. — repitió en voz baja Ginny, haciendo que esta pegara un brinquito sobre la camilla y se enfocara de nuevo en lo que Ginny le decía. —¿quieres irte ahora?

Eloise asintió. —Si, por favor.

Ginny asintió y la ayudó a ponerse de pie, para luego acercarle su uniforme de Slytherin, dandole un poco de espacio a Eloise, Ginny se movió un poco de aquel lugar y cerró las cortinas alrededor de Eloise, quien por ahora solo vestía una delgada bata color blanco.

No pasó mucho tiempo cuando Eloise finalmente estaba lista para irse con Ginny Weasley, en cuanto abrió las cortinas se despidieron de la enfermera que cuidó de Eloise todos esos días y salieron de ahí.

En cuanto pisaron la torre de Gryffindor Ginny la puso al tanto.

Habían creado una especie de estación de radio, en la cual se hablaba con seudónimos para así poder mantener al tanto a Harry, Hermione y Ron sobre lo que sucedía en Hogwarts, eso si es que podían escucharlos.

A Eloise se le revolvía el estómago de solo pensar por las terribles cosas que podría estar pasando su hermana, pues se había ido sin despedirse, aunque por una parte lograba comprender las decisiones de Hermione, eso no hacía que el dolor y la preocupación desapareciera por completo de su cuerpo.

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Ella jamás había sentido tanto dolor, al menos no el emocional. Siempre fue tan fácil ignorar todo a su alrededor, pero en ese momento solo podía sentir dolor. Un dolor que lograba desgarrar cada una de sus entrañas.

Le dolía el pecho. Le dolía tanto que quería gritar hasta quedarse sin voz, deseaba desgarrar su garganta hasta sangrar, el dolor que sentía era impresionante mientras sus ojos se nublaban por completo y su pecho comenzaba a arder cada vez más con cada segundo que pasaba, su corazón iba tan rápido que estaba segura de que aquel echaba fuego y quemaba su pecho.

Lo único que pudo salir de su garganta fue un grito, un grito tan desgarrador que juraría que cualquiera que hubiera sido capaz de escuchar se le habría erizado cada vello de su piel.

Estaba hiperventilando mientras apretaba los ojos, apretando sus dientes y tratando de buscar consuelo en su camisa mientras la jalaba hacía abajo, se sentía muy apretada en su cuello, pero esta ni siquiera estaba tocando su cuello.

Entró en un total shock, jamás lo había esperado y sentía que su corazón estaba solo y desesperado. Estaba tirada en el frío piso, sin decir una sola palabra. Le dolía. Le dolía. Le dolía. Le dolía tanto...

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Eloise se levantó de golpe a la mitad de la noche, su corazón estaba latiendo tan rápido que apenas le permitía respirar como era debido.

Tocó su pecho con la palma de su mano, aquello en busca de un poco de calma o consuelo. Comenzó a contar del uno al diez tratando de olvidar aquel sueño.

Simplemente había tenido una pesadilla con un recuerdo de sus noches en la madriguera, aquellas noches donde se encontraba extrañando a Draco, anhelando su tacto.

¿Cómo era posible extrañar así a alguien? ¿Acaso era normal aquel sentimiento?

Eloise estaba en un mar lleno de emociones, sentía que su cuerpo estaba lleno de adrenalina pero a la vez estaba tan agotado, sentía que si sus pies tocaban el frío piso ella caería, dejando que sus rodillas golpearan, manchando de morado su piel y de un agudo dolor.

La ansiedad la estaba comenzando a consumir de nuevo tras la pesadilla que la agobió, se puso de pie, saliendo de su cama, para luego colocar un suéter que abrigara su cuerpo y poner sus zapatos de inmediato pues el frío era casi insoportable.

Se dirigió hacia la sala común, no tenia a donde más ir, pues le aterraba tanto salir y ser castigada por alguno de los mortifagos que ahora vigilaban el castillo y se habían convertido en la pesadilla de los alumnos de Hogwarts, en especial de los Gryffindor.

Cuando ella finalmente estuvo en la sala común sus ojos se movieron hacia el sillón frente al calor del fuego verde que estaba ahí en un débil intento de mantener cálida la habitación.

Draco estaba ahí sentado, sus piernas abiertas, colocando un brazo sobre ellas y jugando con la varita entre sus dedos.

—No creí que fueras a estar despierto. — murmuró ella.

Draco enseguida se giró y se puso de pie, estaba a la defensiva, pero su cuerpo dejó de estar tenso cuando la vio ahí de pie, abrazando su pequeño cuero con ambas manos y mirándolo con esos ojos suaves, aquellos que solo ella podría darle, dárselos y generar un poco de paz en su grisácea alma.

—¿Qué haces despierta? — respondió él, para después guardar la varita en el bolsillo de sus pantalones negros.

Ella lo miró unos segundos y respondió: —No tenía sueño en realidad.

—Deberías estar descansando. — él suspiró mientras la veía caminar a paso lento hacia él.

—Lo sé... — exhaló —pero realmente mi cabeza no me lo permite ahora mismo.

Draco sonrió de forma corta y se sentó una vez más, para luego poder sentir aquel deleite de tenerla una vez más a su lado. Podía sentir su calor y su dulce aroma, eso le bastaba para sentir aquella felicidad que se veía tan lejana alguna vez, alguna noche fría en su habitación, mirando las estrellas por la ventana y deseando que ella estuviera a salvo.