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—Ellos estarán aquí pronto. — se escuchó la voz de Pansy detrás de ellos.

Ambos observaron a la castaña que parecía estar igualmente aterrada.

—¿De qué hablas Pansy? — inquirió Draco.

—Hablo sobre que tenemos que irnos lo más pronto posible, Draco. — respondió la pelinegra.
-

Era cierto, los mortifagos estarían atacando Hogwarts pronto, pues la alarma en el pueblo alertó a los mortifagos y estos al señor tenebroso, quien no dudó ni un segundo en dirigirse a Hogwarts para atacar.

Eloise pudo sentir el pánico recorrer por completo su cuerpo, el sudor frío mojando su espalda mientras su corazón se aceleraba.

El estómago estaba revuelto y su visión comenzaba a nublarse, el pánico realmente la estaba invadiendo.

Draco no había perdido tiempo después del anuncio de Pansy, pues tomó a Eloise de la mano fuertemente y salió corriendo por los pasillos del castillo.

Draco sentía que su mundo se estaba cayendo, pero al mismo tiempo sentía la adrenalina subir por su cuerpo, la adrenalina era lo único que lo provocaba a reaccionar rápidamente.

Tenía que esconderla, si algún mortifago la encontraba sería el fin para ella.

Una sangre sucia, hermana de Hermione Granger, ellos no la perdonarían, no tendrían piedad, la torturarían hasta que hablara, creyendo que ella tendría algo de información del trío dorado o del mismo Harry Potter.

Pero no era así, y eso era peor.

Draco sentía que con cada minuto que pasaba odiaba aún más a Harry Potter, sentía que él la había puesto en peligro, pero odiaba aún más a Hermione por no proteger a su propia hermana, por entregarla como carne fresca a un potencial mortifago, sin importarle si su hermana realmente quería ayudar en esa misión, de hecho, Draco creía que a Hermione no debía de importarle si Eloise quería ayudar o no.

Por supuesto que Eloise iba a querer ayudar, haría lo que fuera con tal de recuperar la confianza de su hermana la sangre sucia. Ella haría lo que fuera con tal de proteger a las personas que amaba, porque bien sabía que si Eloise no era lanzada como carnada para obtener aunque sea una miseria de información sobre el señor tenebroso, entonces enviarían a Hermione Granger, pero Ron Weasley iría tras ella a protegerla, eso si no era demasiado cobarde para alzar un poco la voz.

La furia estaba llenando el cuerpo de Draco mientras sentía el tembloroso cuerpo de Eloise seguirlo a toda prisa.

Entonces escucharon la voz femenina del otro lado del pasillo.

—Suéltala.

Draco se detuvo en seco y alzó su varita, sin importarle quien fuera el que le diera órdenes, estaba dispuesto a todo, incluso a lanzar cualquier hechizo que acabara con la vida de cualquier bruja o mago.

No dejaría que cualquiera lo alejara de Eloise, no otra vez.

—Ginny... — exhaló Eloise detrás de él.

—¿Que? — escupió Draco con agresividad —¿Acaso crees que voy a dejarla ir contigo? — el cuerpo de Draco se acercaba peligrosamente lento al de la pelirroja.

—Yo puedo protegerla. — respondió Ginny.

—¿Cómo? — se burló Draco — ¿Así como lo haz hecho antes? Me das risa, Weasley.

El tono de Draco era aterrador de escuchar, incluso para Eloise, pero es que para el rubio era casi imposible no hablar así. El sentimiento lo estaba consumiendo por completo, su estómago y su cabeza ardiendo, solo quería tomar a Eloise y salir corriendo.

No quería perder, no quería perderla. Al menos no otra vez, por una vez en su vida quería hacer algo bien, la quería proteger. Porque estaba tan acostumbrado a ser lastimado que en algún punto dejó de sentir esa rara preocupación por los demás, incluso por sus seres más amados, pero con ella era todo tan diferente. Tan aterrador.

Le daba miedo la forma en la que podía transformarse cuando se trataba de ella, le daba miedo la intensidad con la que era capaz de sentir por ella. Una fina y corta línea entre la obsesión y el amor.

Una fina y corta línea entre todo lo que sentía. Estaba tan aterrado en ese momento, porque jamás se había tomado un momento para pensar en todo esto. En él, en ella, en sus sentimientos, en todo y en nada a la vez.

Podía sentir la ira consumirlo, sin embargo, sabía que tenía que controlarse, tomar un segundo para respirar, un segundo para pensar, porque en un segundo todo se podía destrozar.

Draco tenía que pensar.

Debía dejarla ir una vez más para después recuperarla y no soltarla jamás.

Su respiración comenzaba a volver a la
normalidad una vez más.

Dentro de él sabía que eso era lo correcto para ambos, al menos para la protección de ella.

—Bien. — escupió Draco apretando los dientes.

No, él no quería, sin embargo sabía que eso era lo que debía hacer.

—¿Qué? — dijo Eloise, su voz temerosa y suave acompañada de un grito ahogado que fue casi incapaz de ser percibido.

—Eloise, ve con ella —. repitió Draco, siendo más claro con ella —. Es lo mejor, Weasley sabrá cómo protegerte y llevarte con ellos. Debes estar con ellos, no conmigo.

—Draco, quiero quedarme a tu lado. — murmuró Eloise, intentando ahogar el llanto que se avecinaba, su garganta se sentía cerrada.

—Yo también —. soltó Draco, su voz estaba a nada de quebrarse mientras evadía los cristalinos ojos de Eloise, de los cuales comenzaban a salir suaves y tibias lágrimas saladas.

La suave piel de la chica se empapaba.

Oh, cómo le dolía a Draco Malfoy ve a esa mujer sufrir por su culpa. Deseaba protegerla con toda su alma, más que a nadie, por eso mismo estaba seguro de lo que debía hacer.

Entonces, los golpes violentos comenzaron a azotar las fuertes paredes del castillo, aquel ruido solo hizo que los tres magos se pusieran alertar de absolutamente todo.

Draco intentó agudizar su oído, ¿estaban atracando el castillo? ¿quiénes?

—Eloise, necesitan irse ya mismo. — las apresuró Draco al reconocer aquel violento golpe de hechizos.

Los gritos eran casi imposibles de ser escuchados, debido a que se encontraban del
otro lado del castillo, sin embargo los tres podían escuchar perfectamente todo.

Estaban entrando en pánico, pero tenían que seguir, tenían que proteger el castillo y a ellos mismos.

—Weasley —. habló Draco con autoridad una vez más —, llévatela en este momento. No es pregunta, es una maldita orden.

La pelirroja no dudó ni un segundo de las palabras del rubio, estaba casi segura de que ambos conocían el familiar y escalofriante sonido que los acompañaba en el frío de aquella madrugada.

Y así fue como Ginny Weasley tomó con fuerza la muñeca de Eloise, apretó su varita frente a ellas, repasando cada hechizo de defensa y protección para cualquiera que se intentará interponer.

Ginny era valiente, pero sentía que su corazón escaparía por su boca en cualquier segundo.

Pero nada de eso la hizo detenerse de sus acciones o frenar a medio camino, comenzó a correr lo más rápido posible con Eloise siguiéndole el paso por detrás.

Mientras tanto, Eloise echó una última mirada hacia atrás, divisando al rubio que tanto amaba.

Su corazón se aplastaba, pero sabía que era lo mejor, todo esto era lo mejor para proteger aquel preciado e intenso amor.

STAY WITH ME ✧ draco malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora