Confusión - Sahyo G!P

米⸽⋆𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕼𝖚𝖎𝖓𝖈𝖊

Jihyo en su vida pasada fue latina, es una de las cosas por las que respiro. 

Para muchas personas dos meses no sería lo suficiente como para amar a alguien.

El amor, ese sentimiento que te da vida, te revitaliza y a la vez te destruye.

Estar junto a alguien a quien amas es la sensación más satisfactoria, tener esas caricias que tanto anhelabas por días, meses e incluso años. Esperar por esa persona siempre fue algo que perturbo a jihyo, ella no creía en ese tipo de amor, no creía que fuera verdad las supuestas mariposas, las mariposas que no podías atrapar con una red, que causaban estragos en tu interior, dándote esa sensación de querer volar y a la vez vomitar.

Mareándote.

Tampoco creía en el amor a primera vista, ella pensaba que era algo superficial, ya que no conocías a esa persona como para que gustaras de ella.

Y, tampoco creía que llegaría a su vida una persona que la hiciera sentir de esa forma, de una forma cómoda consigo misma, de una forma bien hablando en el sentido romántico.

Ninguna persona con la que había estado la había hecho sentir como aquella nipona la hacía sentir.

Sus tiernas e inocentes caricias, sus caballerosos actos y su lindo hablar, todo en esa japonesa ponía nerviosa a jihyo, enviándole la ya conocida corriente eléctrica por todo su cuerpo, cuando se dieron una oportunidad de conocerse sana no paraba de decirle lo hermosa que estaba, de lo bien que se veía y de lo graciosa que era; siempre y en cada situación la alababa de una forma apreciable. Como si fuera una diosa griega.

Sin embargo, para sana, cada imperfección de la castaña era una nueva perfección en su amplio libro, un libro que trataba totalmente de jihyo, destacaba cada cosa buena, cada cosa como si fuera una obra, una estatua de un valor impagable, una maravilla más en el universo. Una maravilla de un nuevo mundo. Y sana quería explorar, como los astronautas nuevos horizontes, quería explorar cada superficie de jihyo y escribirlo en su libro titulado ¨La perfección en persona¨, grabando así a su persona favorita en su actividad favorita. Sana deseaba con todo su interior reclamar ese mundo suyo, marcarlo y nombrarlo su propiedad, como una colonizadora se enamoraría de sus natos habitantes, se enamoraría de los sentimientos de jihyo, se enamoraría de cada detalle de sus fuertes facciones, se enamoraría de cada acto y cada palabra, venerándola en su mente y transcribiendo cada pensamiento en un limpio papel color beige para luego añadirlo en su libro favorito.

Un libro que, sin importar los años o décadas, nunca moriría, nunca envejecería, porque los sentimientos de sana tampoco lo harían, y sin importar cuanto tiempo pasase, sana no dejaría de amar a jihyo de la forma en que lo hace.

Y, también, sin importar cuanto escribiera en el amplio libro, sin importar cuanto expresara lo que sentía por la coreana, no lograba transmitirlo en la forma en la que le pasaba, no lograba escribir lo que sentía con pulcra exactitud, no lograba escribir con esa tinta lo mucho que adoraba a la castaña, tanto así, que llevaba ya 200 paginas en solo 3 meses de haberse dado esa oportunidad.

Y aunque lo intentara todas las noches ante la luz tenue de la biblioteca, o la débil luz de la luna, esa tinta no conseguía expresar todo lo que sana sentía y sentiría por jihyo.

No obstante, cada vez que lo conseguía, su limpia letra se corría por la falta de luz, y se volvía, de esa forma, borrosa e ilegible.

Porque un papel y una lapicera no eran suficientes para cargar con todos los sentimientos de sana, eran incapaces de sostener esa enorme masa de emociones. Eran incapaces de describir con la perfección que sana quería describir a jihyo.

No era suficiente para ella, y, además, era imposible, ya que jihyo siempre tenía algo nuevo con que deleitar a sana, una nueva cualidad, una nueva expresión, un nuevo algo que fascinaba a sana, incitándola a escribirlo con suma precisión hasta que quedara un largo texto sobre solo esa cualidad. Solo sobre ella. Solo sobre lo que quería hacerle, solo sobre sus sentimientos.