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Salte.

Lo que debía ser una muerte rápida no lo fue, pude sentir todo como si pasara en cámara lenta. Mi cuerpo cayendo al vacio, el viento chocando contra mi, el dolor por todas partes, cerre los ojos sin poder aguantar mas y espere el fuerte impacto.

Pero este nunca llego...

Un jadeo salió de mi boca cuando me senti caer sobre algo duro pero no lo suficiente para matarme, no era el frio césped de eso estaba segura.

Todo mi cuerpo dolía como mil demonios, por mi rostro corría sangre de mis heridas, se me dificultaba respirar pero aun tenia mis últimos momentos de conciencia. Me mantuve unos pocos segundos escuchando una respiración agitada a mi lado, intente abrir mis ojos lo juro que lo intente pero estos no respondían al mensaje que mi cerebro enviaba.

Y lo escuche...

—Alice mírame.—no podia, queria mirarlo pero simplemente no tenia las fuerzas.—Alice que demonios...abre tus malditos hermosos ojos y mírame. Alice quédate, quedate por favor, aun debo terminar de conocerte.

Su voz sonaba desesperada pero para mí fue la caricia mas dulce en estos momentos. Quise corrobar que no era mi imaginación y me obligue a abrir mis ojos aunque sea un poco, y los vi, aquellos ojos azules que me dejaban sin aire y me abrazaban; por milesima de segundos lo vi antes de cerrar mis ojos de nuevo. Tome un poco de aire, aunque esta acción doliera, y lo solté:

—Salvame.

Salvame como tantas veces lo hiciste en poco tiempo, se mi héroe una ultima vez, sálvame para luego obligarme a decirlo. Deseo ser salvada una vez mas por aquel pelinegro de ojos azules, antes sucedió sin pedirlo pero ahora...era lo que mas quería.

Sin poder luchar y como si me desconectaran, solo deje de sentir y escuchar.

***

2 dias después.

Un ruido de algo metálico cayendo al suelo me despertó, aun me dolía todo el cuerpo y sentía partes con un poco de presión como si estuvieran vendadas. Con un poco de esfuerzo consegui abrir mis ojos adaptándome a la luz y pude notar que me encontraba en una habitación de hospital, las paredes blancas, aquel olor característico a medicina y una enfermera a mi lado que aun no se había percatado de mi despertar por estar levantando algo. Me removí un poco incomoda en mi lugar, ¿cuanto tiempo había pasado?

—Oh hola, al fin despiertas cariño.—La enfermera, una señora pelirroja de unos 60 años me miraba con una amable sonrisa.

—Qu...que paso?—logre formular con algo de dificultad, mi mente dolía y aun no podía ordenar mis recuerdos.

—Tuviste un accidente, entraste en un pequeño coma hace dos días.—Me hablaba mientras controlaba el suero que colgaba a mi lado, se detuvo un momento.—Que bueno que despertaras, un día mas y tu novio iba a comenzar a dejar un surco en el pasillo. Le dire que despertaste se pondrá contento, no se movió de ahí desde que te trajo en sus brazos hace dos días.

Y sin decir mas se marcho dejándome una gran confusión, ¿novio?

Al poco tiempo oi la puerta abrirse nuevamente, alce mi vista para ver de quien se trataba y un par de ojos azules me dieron la bienvenida. Cerro la puerta muy despacio detrás de si y comenzó a acercarse muy despacio, llego a mi lado aun sin despegar su mirada de la mia. Aun se notaba un poco de la golpiza que le habian dado la última vez que lo vi.

—Hola.—Pronuncio casi en un susurro y no fue hasta ese entonces que note todo el aire que había contenido en mis pulmones.

—Hola.—Devolvi el saludo en un susurro y sin poder sostener su mirada baje la mia jugueteando con mis manos.

Mi boxeador de ojos azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora