Capítulo 2

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Alice.

El horrible ruido de la alarma sonando en un tono poco agradable me despierta, estiro mi brazo para apagarla y me levantó con toda la pereza del mundo para alistarme. Me dirijo al baño y lo que debería asustarme ya no asusta, por lo que comienzo a asearme. Me limpio la cara, los dientes y me pongo un poco de corrector en las ojeras y en los moratones que ya están pasando a un color amarillento para luego ser imperceptibles.

Salgo del baño para vestirme con el uniforme, cuando estoy lista abro la puerta de mi habitación dispuesta a salir. El sonido de algo crujiendo bajo mis pies me detiene, miro hacia abajo y observo los trozos del jarrón, que yacía a un lado de la escalera, esparcidos por el suelo y las flores de tela a un lado de la mesa donde antes se encontraban, estas eran las favoritas de Alisha según alguna vez me conto mi abuela. Al ver la imagen ante mi reconozco al instante que es lo que ayer hizo estruendo cuando mi padre montaba esa escena, junto los pedazos mas grandes y los dejo en una esquina al volver lo juntaría todo y lo tiraría.

Bajo a la cocina con cuidado de no hacer ruido, noto algunas cosas esparcidas al pasar por la sala que luego debería ordenarlas, al llegar solo tomo una manzana. Mi padre debe seguir durmiendo y en unas horas despertara para ir a su trabajo por lo que agradezco no estar en ese momento. Tomo las llaves de casa y salgo rápidamente comenzando mi camino al instituto mientras disfruto mi desayuno.

Me dirijo a mi casillero para buscar las cosas necesarias para la clase, llegando observo al lado del mío a una chica que conocía muy bien: pelirroja, con unos brillantes ojos verdes, unas pocas pecas que recorrían sus pómulos y se unían en el tabique de su nariz, era de mi misma estatura y lo mejor: ES MI MEJOR AMIGA.

—Alice!— Cierra su casillero y me mira con una genuina felicidad, me gustaba eso de ella que siempre estaba alegre y contagiaba con su risa.

—Mir!— La saludó de la misma manera mientras abro mi casillero, parte de mi aburrido día escolar ayer fue porque no vino a clases.—¿Porque no viniste ayer?

—Mi madre me dijo que si quería podía faltar y no iba a rechazar tal oferta.—Dice encogiéndose de hombros.

Los padres de Mir son bastante permisivos, porque claro aparte de ser su única hija es aplicada en el colegio y demás, algo así como la hija perfecta.

—¿Sucedió algo importante de lo que deba enterarme? ¿Me tienes un chisme?—Batió sus pestañas hacia mi.

—Nada realmente interesante, la señorita Smith nos mandó para hacer un informe, de al menos 5 páginas, de cualquier país hispanohablante trabajado en las clases de este año, no escuché la fecha de entrega porque la dijo cuando sonó el timbre pero según Lisa es para la semana entrante.— Lisa es de las más aplicadas de la clase y siempre está sentada al frente, por lo que le creo, era una chica buena y siempre estaba para ayudar a quien lo necesitara.

Sonó el timbre que indicaba el comienzo de clases y nuestras caras se transformaron en un mal chiste.

—¿Que tenemos ahora?—Pregunto mi amiga con un exagerado tono que demostraba sus pocas ganas de lo que sea que involucre tener que escuchar a un profesor por dos horas.

—Química.-Dije usando su mismo tono.

—Me gusta esa asignatura!—De repente, su semblante cambio a una sonrisa y uso un tono enérgico; por mi parte comenzaba a sospechar que era bipolar.

Rei, como siempre hacia con ella, y caminamos juntas por los pasillos hablando de trivialidades perdiéndonos entre los alumnos que corrían por llegar a tiempo.

Entramos a clase y nos sentamos juntas en el medio del salón, ya que eran los únicos lugares libres y nuestros favoritos. Digamos que todos teníamos nuestros lugares asignados sin la necesidad de haberlo hecho formalmente.

Mi boxeador de ojos azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora