"Mensaje desconocido"

11 10 1
                                    

"𝑆𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑔í. 𝑆𝑒𝑟 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑑𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑠 𝑑𝑖𝑓í𝑐𝑖𝑙, 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑔𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑡𝑢 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑚𝑢𝑐ℎ𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑢 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜". 💚

La capital era un desastre, jóvenes brujos universitarios protestaban en las calles haciendo enormes trancas, veíamos desde los noticieros como querían desenmascarar a William Nebulosa porque la igualdad que había prometido no estaba presente. Al contrario, los brujos se habían separado por grupos, estaban los "mestizos" y "la raza pura". Mi novia y sus amigos recibían constantes discriminaciones en todas partes, de camino a la universidad y en centros públicos.

Todos los días recibíamos más noticias de jóvenes encerrados en prisión por salir y marchar pacíficamente, poco a poco fue empeorando, nosotros los humanos también empezamos a ser denigrados, y la nueva constitución (que fue injustamente aprobada) proponía que los mestizos, ni los humanos tenían los mismos derechos que los puros. Con esa modificación total de la constitución el pueblo se alzó, furiosos por el trato que esta vil organización les había dado. Todos se dieron cuenta que nos habían mentido gravemente. Y para terminar de empeorar la situación, la nueva constitución permitía y legalizaba el consumo de sustancias ilícitas. Así que Ikeda Industrial se hizo inmensamente rica, por su manejo y venta de sustancias psicoactivas que ahora cualquiera podía comprar y consumir sin problemas, aprovechándose de la situación económica y política que las personas estaban muy decaídas, ellos tuvieron mucho éxito en su negocio. A eso sumándole que las personas que no fueran como ellos ya no valían nada, y el nivel de prostitución infantil y trata de blancas aumentó increíblemente. Finalmente los Nebulosa dieron un golpe de estado, en tan poco tiempo, exclavizando a todos en las drogas y en la miseria.

La milicia debía obedecer a sus órdenes por desgracia. Aunque conozco a unos cuantos que no están muy satisfechos.

Me preocupaba irme sin poder comprobar que Matías era mi sobrino, por lo que también me pedí ayuda al coronel Díaz.

—Tengo mis sospechas, señor, de que el hijo adoptivo del sargento Millán es mi sobrino.

El coronel juntó ambas manos entrelazó sus dedos, llevándolas a su barbilla. Se inclinó un poco más sobre la mesa de su escritorio
Tragué saliva.

—Verá, mi hermana mayor, hace un par de años estuvo embarazada, pero mis padres deseaban que continuara con sus estudios, viendo al bebé como una deshonra. Por lo que sin consultarle a la madre lo dieron en adopción.

—De acuerdo, ¿alguna prueba?—estaba serio. Más de lo normal.

—Ese niño... es idéntico a mí, es exactamente igual a su madre. Es todo.

—De acuerdo, Rincón, algunos aquí rumorean que eres mi predilecto, y no se equivocan. Te ayudaré, ¿lo que me pides es que convenza al sargento Millán para que autorice realizar una prueba de ADN?

Sonreí con gratitud. Acomodé más mis espalda para estar más erguido.

—¡Sí, señor coronel! esa es mi intención. Gracias, de verdad se lo agradezco muchísimo.

Transcurrieron varios días. Yo obtuve respuestas, se me había concedido la autorización y fuimos a los laboratorios de la unidad médica y nos hicimos la prueba.

—«Estoy seguro, tan seguro de que tú eres el hijo de mi hermana, Matías. Si me lo permiten... te llevaré para que conozcas a tu madre»—

—Necesito hablar con usted, cadete Rincón—cuando salía de los laboratorios me encontré con el sargento Millán.

Crónicas de un soldado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora