Y si... [daemyra] Rhaenyra Reina, daemon, aemma

Capítulo 8: La Coronación

La Fortaleza Roja zumbaba con la actividad frenética mientras Rhaenyra y los sirvientes se sumergían en los preparativos finales para su coronación. Cada detalle debía ser perfecto, y la meticulosidad con la que se organizaban los arreglos era evidente en cada rincón.

En la sala del trono, expertos artesanos trabajaban diligentemente para decorar el espacio con esplendor y elegancia. Telas suntuosas en tonos de púrpura y rojo Targaryen se deslizaban desde las paredes, creando un ambiente majestuoso. Candelabros de plata y oro se colocaban estratégicamente para iluminar la sala con una luz suave y cálida, realzando la belleza de cada detalle.

En la Sala de los Festines, los sirvientes se apresuraban a preparar una banquete digno de la ocasión. Las mesas se cubrían con mantelería de lino blanco, mientras copas de cristal tallado y cubiertos de plata se organizaban en patrones perfectos. Los chefs de renombre del reino trabajaban en la cocina, creando platos exquisitos que deleitarían los paladares más exigentes.

Rhaenyra supervisaba cada aspecto de los preparativos, asegurándose de que todo estuviera en orden. Su mirada se deslizaba por la sala del trono y la Sala de los Festines, visualizando cada detalle en su mente, asegurándose de que la visión de su reinado se hiciera realidad.

Mientras los sirvientes se apresuraban, Rhaenyra no pudo evitar sentir una oleada de emoción y responsabilidad. Cada aspecto de los preparativos para la coronación era un recordatorio de la magnitud de su nuevo papel como reina de los Siete Reinos. Se preguntó si estaría a la altura de las expectativas y si sería capaz de liderar con sabiduría y justicia.

Pero en medio de sus dudas, Rhaenyra encontró fuerza en la determinación que ardía dentro de ella. Cada detalle meticuloso era una muestra de su compromiso de honrar la memoria de su padre y de llevar a los Targaryen a nuevas alturas. Sabía que la coronación era solo el comienzo de un largo camino, pero estaba decidida a demostrar su valía y a establecer un reinado que dejaría una huella en la historia de los Siete Reinos.

Con los preparativos finales en su lugar, Rhaenyra se tomó un momento para admirar el trabajo que se había realizado. La sala del trono resplandecía con su majestuosidad, los atuendos brillaban con su esplendor y el banquete prometía ser una experiencia memorable. Con una sonrisa de satisfacción, supo que estaba lista para asumir su destino como reina.

La sala del trono brillaba con esplendor mientras los preparativos finales para la coronación de Rhaenyra estaban en marcha. Los sirvientes se afanaban en cada detalle, asegurándose de que todo estuviera perfecto para el momento culminante. Los estandartes de la casa Targaryen ondeaban en cada rincón, mientras los arreglos florales y las velas perfumadas llenaban el ambiente con su fragancia.

El trono de hierro estaba cubierto con una lujosa tela carmesí y dorada, símbolo del poder y la majestuosidad que Rhaenyra estaba a punto de reclamar. Los sacerdotes valyrios, convocados especialmente para esta ocasión, se preparaban para llevar a cabo la ceremonia. Su presencia era un testimonio del nuevo enfoque de Rhaenyra hacia la fe y la religión, permitiendo que las personas eligieran libremente a qué dioses seguir.

Rhaenyra, vestida con un deslumbrante vestido de seda negra y roja, se preparaba para asumir su papel como reina de los Siete Reinos. Sus cabellos plateados caían en suaves ondas sobre sus hombros, mientras una corona de dragón descansaba en su cabeza. Estaba rodeada de su madre Aemma y su fiel tío Daemon, quienes la apoyaban en este momento trascendental.

Los invitados comenzaron a llegar, luciendo atuendos suntuosos y joyas brillantes. Los nobles de diferentes casas se mezclaban con los cortesanos y dignatarios extranjeros, todos ansiosos por presenciar el ascenso de Rhaenyra al trono. La sala del trono estaba llena de expectación y emoción, como si el aire mismo vibrara con anticipación.