No te vayas

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EARTH 42

Necesitaba salir de casa hoy, estaba cansada de mirar películas acostada en mi cama solo comiendo chuches. Miles me invitó a cenar a un lugar muy extravagante para mi gusto...se me hacía extraño el cómo de un tiempo para acá le llovía el dinero, se desaparecía por mucho tiempo y ni mensajes me dejaba.

Toqué mi sien en forma de frustración, ¿qué tal si me estaba engañando? Sacudí mi cabeza borrando esos pensamientos y me miré al espejo: ¿seré suficiente?

El timbre sonó sacándome de mis ideas y preguntas que iban y venían más de una vez al día, quizá esta cena lo cambiaría todo, quizá podríamos arreglar lo que sea que se jodió desde hace tiempo.

—¡Pasa!— grité. Sabía que era Miles, es el único que timbra 2 veces y hace una pausa larga para timbrar por tercera vez. Terminaba de echarme perfume, su favorito, y estaba poniéndome los aretes cuando sentí su presencia detrás mío.

—Que rica te ves mami.— dijo mientras me veía relamiendo sus labios. No pude evitar ruborizarme, hace mucho no me hacía comentarios de ese tipo, quizá por el tiempo que llevábamos sin vernos ni frecuentarnos. Lucia muy bien para mi gusto, llevaba un traje negro con una camisa blanca ceñida a su cuerpo, los dos botones iniciales estaban desabrochados dejando ver un poco de su pecho, llevaba un reloj que nunca había visto en su muñeca izquierda, parecía...¿de oro?

—¿Listo?— pregunté desviando la mirada y dándole la espalda, tenerlo cerca mío me ponía nerviosa, como si fuese la primera vez. De pronto sentí como sus manos rodeaban mi cintura, él pegándose detrás mío y depositando un beso en mi cuello para luego quedarse ahí un rato.

—Mi favorito.

Sonreí sin pensar y giré mi cuerpo quedando frente a frente con él, tenía varios raspones en su mejilla izquierda que no había notado hasta que lo tuve cerca mío, hematomas en ambos lados de su cara y se podían ver descendiendo sobre su cuello, en un intento de tocarlos apartó mi mano y desvió su mirada de mi. Lo miré extrañada mientras se acercaba a la puerta y me daba la espalda.

—Vámonos.— dijo en un tono seco y cortante. Abrió la puerta y salí. Condujo sereno hasta el lugar donde se suponía sería nuestra cena, lo miraba de reojo: su mano derecha en el volante mientras que con su codo izquierdo se apoyaba en la ventana abierta del coche. Hacia una noche muy linda, el aire estaba fresco y sus trenzas se movían con el viento, su mirada estaba fija en el camino; ibamos en un silencio sepulcral, las preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza y decidí romper esa tensión acumulada.

—Así que...¿a dónde vamos?— pregunté mirándolo, parecía salir de un trance cuando me contestó.

—Ah sí, es un lugar nuevo, te gustará mucho. Tiene la comida más lujosa de todo Brooklyn.— sonrió y después prosiguió a mirarme.— todo para mi princesa.— un nudo comenzó a formarse en mi estomago.

Esas palabras terminaron de resonar en mi mente, ¿aún seré su princesa? Hace tiempo sentía que Miles había dejado de quererme, quizá porque ya no me dedicaba tanto tiempo como solía hacerlo, llegué a pensar que estaba engañándome con alguien más, sus escapadas, salidas de madrugada, llegaba tarde a clases, cancelaba citas que yo había planeado con antelación meses antes, quizá solo había dejado de quererme, quizá sólo quería mi amistad, ¿quizá...?

El motor del carro se apagó y me sacó de mi trance, habíamos llegado al lugar. Era un edificio alto y muy lujoso, las plantas afuera del lugar se notaban exóticas, diferentes a cualquier planta que haya visto antes. La entrada tenía dorado en sus puertas, daba un aspecto de oro, y los vidrios eran oscuros, no se podía ver lo que había adentro.

One shots / Miles MoralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora