¿Dónde se aprende a querer?

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Narra _____
—Es solo un beso de peda.— nos miramos a los ojos y traté de buscar lógica en la frase que él había soltado hace solo un momento.

—Te lo prometo.— dije y lo besé, lo besé con tanta fuerza y tantas ganas, con desesperación de tenerlo, de pegarlo junto a mi, quería sentir que era mío por tan solo un momento, que su perfume se impregnase en mi, ese olor tan característico que podría fácilmente oler a metros de distancia. Ese perfume que dilataba mis narinas, el cual se desataba en todos lados incluso si él no estuviese cerca, incluso si lo llevase alguien más, lo reconocería. Lo necesitaba, lo quería, le quería.

Nuestros labios se abrazaban con desesperación y anhelo, como si lo hubiésemos deseado desde hace tiempo, al menos yo sí, yo le amaba, lo quería, de verdad lo quería.

Mi mano pasó a su nuca haciendo presión para pegarlo mucho más a mi, mis pies ligeramente puestos sobre mis puntas, mis talones ya no tocaban el piso, comenzamos a tener falta de aire y lo pegué a la pared. Un beso intenso, apasionado, un beso deseado, un beso que solo me había imaginado en sueños.

Respiramos un momento y seguimos, no podía parar, sentía su mano en mi cintura y la otra apretando mi cuerpo junto al suyo, camiseta azul ligeramente desabotonada, pantalón caqui, zapatos cafés, su perfume impregnaba mis fosas nasales y me dejaba deseando más, quería tenerlo para mi. Cabello ligeramente desordenado, labios mojados, reloj en mano, cuerpo envidiable, era lo que más quería y lo que menos podía tener.

Emociones revueltas, un dolor en pecho característico haciendo presencia a que esto estaba mal, que quizá me arrepentiría, seguí hasta que pegamos nuestras frentes por la falta de aire.

—Mañana quizá no lo recuerde, estoy demasiado borracho.— dijo de un momento a otro, esas palabras fueron tajadas en mi pecho que atravesaban mi corazón.

—No creo poder olvidarlo.— dije sincera, mis ojos cerrados y su cuerpo pegado junto al mío me confundían, ¿por qué lo tenía tan cerca y tan lejos? No era lo que él quería y aún así seguiría tras él, siempre lo haría.

Negué con mi cabeza y le miré, quizá yo tampoco recordaría que besé al amor de mi vida por culpa del alcohol, parecía un sueño.

No era suficiente para que me eligiera, nunca me elegiría, no era lo que él quería, no era a quien él quería. El pecho se me deshacía. Sabía que esto solo pasaría una vez, tenía que tenerlo conmigo. No podría, no me perdonaría si desaprovechara esto. Le miré, busqué en sus ojos una razón para alejarme, y de tantas que había elegí quedarme, sabía que me rompería el corazón y aún así lo hice. Lo necesitaba.

—Te necesito.— dije mientras me acercaba de nuevo a sus labios y los unía con los míos, fue lento, realmente lo quería, lo quería para mi.

—Ven...— me tomó de la mano y fuimos escaleras arriba, buscando algún lugar solo. La música se escuchaba a todo lo que daba la bocina, retumbaba en mis oídos hasta que cerré la puerta de la habitación y me pegué en ella, ¿estaba a punto de hacerlo?

Me miró mientras quitaba otros dos botones de su camisa, me acerqué. Sí, estaba a punto de hacerlo.

De un momento a otro caímos a la cama y nos fundimos en un beso apasionado, gemidos sin cesar, las ganas que le tenia eran inmensas, no podía ocultar mi amor. Besarlo era como estar en el cielo, sentirlo junto a mi y su contacto con mi piel me volvían loca. Besarlo era desaparecer mis problemas, era creer que en realidad el amor podía existir.

One shots / Miles MoralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora