𝓕𝓸𝓻 𝔂𝓸𝓾 [𝐀𝐰𝐢𝐝𝐫𝐞𝐝]

4-.

Aquel día quizás habría sido el primer encuentro de dos almas destinadas a no estar juntas.

Quizás ambos esperaban más, quizás solo muy en el fondo querían toparse de nuevo, o quizás eso solo lo esperaba Jardred, quizás solo quería ver al chico antes de tener que matarlo.

ーSeñor!ー.

ーAh, sí, en qué estaba?ー.

ーYa está todo, solo iba a hacerle entrega de las llaves y las escriturasー.

ーAh, claro, graciasー.

Él tomó lo que la mujer le entregaba y se adentro en la gran casa.

ーQué guapo!ー.

No pudo evitar decir al entrar en la casa, no era su costumbre primero entrar a ver y luego pagar, esto porque perdía la paciencia con facilidad y los vendedores terminaban en el río o bolsas negras.

ーNo está mal, aunque una mansión podría ser mejor... no, es muy exagerado, solo serán tres díasー.

Él se sentó en un sofá de la casa y cerró los ojos un momento, de inmediato, aquel recuerdo que tanto había estado dando vueltas por su mente, volvió.

ーJoder, solo sal de mi menteー.

Dijo a la vez que lanzaba su mochila al sillón de enfrente, tal vez estaba cansado de recordar al peliazul durmiendo sujetando su mano.

Una sensación de cosquilleo recorrió su mano izquierda, él la miró un poco mientras mantenía el rubor en su rostro, era la primera vez que alguien le tomaba la mano de ese modo.

ーQue asco, no merezco sentirme asíー.

Volteó la vista hacia el techo e intentó pensar en otra cosa, sin embargo no pudo, solo el peliazul reinaba en su mente.

Frustrado se levantó del sillón y tomó la mochila, necesitaría comprar ropa para su estadía en ese lugar y algo de comida no le venía mal.

Ser asesino a sueldo y poco interesado lo había vuelto millonario sin darse cuenta, nuca gastaba dinero más que para cosas esenciales, como comida, agua, ropa, medicina y armas.

Por cada víctima recibía al rededor de 20 mil diamantes, mataba aproximadamente dos personas por semana y llevaba más de 8 años en aquel trabajo.

ーNo merezco sentirme asíー.

Se volvió a repetir en voz alta para intentar convencerse, y es que no se veía merecedor de amor; ni de tenerlo ni de sentirlo, esto por dedicarse a tan despiadado trabajo desde pre-adolescente.

Frustrado de tanto pensar, salió de su pequeña mansión y se marchó al centro comercial más cercano, primero se dirigió a comprar ropa pues no se sentía tan cómodo de usar la polera de quién se suponía debía matar.

Él, solo a veces, cuando estaba muy estresado o deprimido se daba pequeños gustos con su fortuna, como aquella pequeña mansión o la ropa de marca, ya que por lo general dormía en la calle o moteles y compraba ropa en tiendas de segundamano, eso de algún modo hizo crecer su fortuna.

ーSí, se fue por la mañana apenas despertóー.

El pelinaranja se paralizó al reconocer aquella voz, se recargó contra un poste y miró de soslayo solo para estar seguro, sólo para verlo una vez más.

ーNo... Vamos, calma! Tenía que salir a por la despensaー.

ーEres idiota o algo así?! Ayer intentaron matarte!ー.

Se escuchó del otro lado de la línea a un Turbo muy ansioso.

ーNo te preocupes, lo estaré cuidandoー.