Luego de la coronación de Aegon como el nuevo rey de los siete reinos, se encontraban todos en el consejo verde planificando sus estrategias y alianza ya que una vez que Rhaenys escapara, era obvio de que le contaría la verdad a Rhaenyra.
Jaehaerys y Maela no se encontraban en el consejo ya que se los habían prohibido, su madre los cuidaba con un guardia para que no se escaparan.
Alicent se pasaba las por su rostro estresada.
—Rhaenyra no es estúpida, es obvio que buscará aliados.
—Entonces hagamos lo mismo —respondió Daeron.
Aegon bebió un poco de vino.
—¿Y qué vamos a ofrecerles? No se unirán a nosotros con las manos vacías.
—Tengo entendido que lord Cregan Stark tiene un hijo —opinó el Lannister—. Es de la misma edad que su hija, la princesa Maela.
Aemond miró de mala manera al hombre.
¿Estaba sugiriendo casar a su sobrina con alguien más?
—No pienso vender a mi hija.
—No la estarías vendiendo, hermano, es para el bien de nosotros —insistió Daeron.
Aquello fue motivo suficiente para que Aemond golpeara la mesa llamando la atención de todos.
—Es una niña todavía, no voy a permitir que la entregues a brazos de un niño lobo.
—Gracias por tu preocupación, Aemond, pero es mi hija.
—Insisto, Maela no merece ser un premió de guerra.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué la case contigo? —preguntó con ironía Aegon.
Aemond se lo pensó, quiso gritárselo en el rostro y decirle que sí, pero se aguantó.
—Por los dioses, no, eso jamás —respondió Alicent—. Gracias a los siete que nosotros no somos como esos animales que el tío se enamora de la sobrina.
Daeron divertido al escuchar eso mirando fijamente a Aemond.
—Menos mal que Aemond no es así, madre.
—El norte será difícil conseguir aliados y más con los pactos que se hicieron en el pasado —ignoró su respuesta.
—¿Qué ofreces, hermano?
El platinado prefería arriesgarse él a que su sobrina la pasara mal.
—Iré a Bastión de Tormentas para conseguir la alianza son lord Borros.
—Ese hombre es un imbécil.
—Pero no lo necesitamos.
—¿Te arriesgarías a perder la cabeza por no permitir que mi hija se case?
—Conseguiré la alianza, tengo a Vhagar, cualquiera que quiera negarse tendrá que enfrentarse a mi dragón.
Aegon estaba empezando a sospechar las intenciones de su hermano con su hija, pero no dijo nada. Sabía muy bien que para que lord Borros aceptara la alianza debía casarse con una de sus hijas, pero no se lo comentó.
—Bien, el príncipe Aemond irá a Bastión de Tormentas.
Aemond solo asintió para luego salir de la sala, en el pasillo se consiguió con su sobrina quien lo miraba en silencio, el platinado se quedó observándola un poco.
—¿No deberías estar con tu madre?
—Me escapé para verte.
—Maela...
—¿Qué? ¿ahora ya no me quieres?
—No es eso, pero a tu padre no le va a gustar que tu y yo tengamos estos encuentros.
—¿Cuáles encuentros, tío?
Aemond suspiró, la tomó del brazo y la hizo entrar a la biblioteca, pegándola contra la pared.
—Tu papá ya me tiene en la mira por no dejar que te comprometieran.
—Pide mi mano, los problemas pasaran.
—¿No lo entiendes? Me muero por hacer eso, pero tu padre me matara si hago eso, ahora es el rey.
—Un usurpador.
El platinado acarició su rostro para luego hacer que lo mirara.
—Cuando vuelva de la misión te compensaré todo.
—¿Por qué no empiezas con dejar de tener pena de que te vean conmigo? Sé que no debes estar con una niña.
—Maela, solo quiero lo mejor de ti. Cuando vuelva seré todo tuyo y haremos lo que tú quieras, pero por ahora quédate con tu madre.
—¿Volverás? ¿o te quedarás con una de las hijas de lord Borros?
—¿Qué?
—No soy ciega, sé que si padre acepto que fueras hacia allá es porque será fácil deshacerse de ti.
—Claro que no, hago mi misión y vuelvo contigo.
—¿Sin miedo?
—Sin miedo, volveré dispuesto a protegerte de todo, así tenga que enfrentarme a tu padre.
La princesa sonrió, besó la comisura de los labios de Aemond para luego irse.
°°°
El día de su partida había llegado, Maela lo vio partir desde la ventana con Vhagar, deseaba que todo le fuera bien y que cumpliera con su palabra.
Era un día lluvioso, los truenos se hacían presente en la fortaleza. Maela jugaba con su hermano mientras su madre cuidaba de Maelor. Todo parecía estar tranquilo en el lugar, nadie los molestaba.
Luego de un largo rato, se escuchó el rugido de Vhagar, Maela lo reconocería en cualquier lado, sonrió y se levantó.
—Maela, no vayas —le advirtió Helaena, tenía un mal presentimiento.
La joven princesa ignoró los llámanos de su madre, fue a recibir a su tío. Mientras ella llegaba a buscarlo, Aemond se bajó de su dragón con unos sentimientos que no sabía explicar, estaba algo ido.
Había conseguido el apoyo de lord Borros, pero ahora había sentenciado su propia muerte al asesinar a uno de los hijos de Rhaenyra.
Entró a la fortaleza donde fue recibido por su madre y su abuelo.
Alicent al saber la noticia casi se desmaya.
—Qué los dioses se apiaden de nosotros.
Otto estaba enojado.
—¿Cómo pudiste ser tan ciego habiendo perdido un solo ojo?
Aemond se sentía algo incómodo, tenían sus razones para reclamarle aquel hecho.
El que sí se sintió complacido por todo esto fue su hermano Aegon, el cual lo recibió con un banque y empezó a elogiarlo, ya había acabado con uno de los bastardos de la golfa.
—Esto es un gran comienzo, por fin hiciste algo bien hermano.
Daeron se acercó con curiosidad, solo los escuchaba.
—Quita ese rostro, Aemond. Sonríe un poco, acabaste con el bastardo que tomó tu ojo, hiciste justicia.
Aemond sonrió un poco con eso, era cierto, nunca se había cobrado aquella deuda con Luke y al fin lo había hecho, no sentía paz ni alegría, pero se sentía bien.
Su pequeña sonrisa se había desvanecido al ver por encima del hombro unos ojos llenos de miedo, los que una vez lo vieron con amor ahora se veían tristes y con una clara respuesta de decepción.
—Maela...
La joven retrocedió con mucho miedo para luego irse de allí.
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El Amor en la Gran Guerra || Aemond Targaryen
Fiksi PenggemarFanfic de Aemond Targaryen x Maela Targaryen