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Lewis

Hay solo una cosa que me gusta por encima de correr, y es correrme. Se podría decir que soy adicto al sexo. Me encantaban las mujeres y hacerlas disfrutar, y a la vez disfrutar yo. Había probado muchos tipos de mujeres, pero ninguna como la que acababa de ver llegar. Por lo que sabía era la pareja sentimental de Sainz, pero a mí eso me importaba poco. Era la tía más guapa que había visto en mi vida, quería probarla. Ver la carita que ponen todas cuando se la metes.

Venía a todas las carreras a ver a su noviecito, pero cuando me veía a mí, miraba, y yo le devolvía la mirada siempre. Sabía lo nerviosas que ponía a las mujeres eso de mantenerles la mirada.

Un día cualquiera estaba yendo al aseo y una persona se chocó conmigo, ¿y quien fue? Ella. La volví a mirar a esos ojos verdes que tenía, joder... parecían los de una serpiente, a pesar de que eran unos ojos inocentes.

-Perdón... que torpe.

-Tranquila, pelirroja.

Tenía un pelo rojo precioso. Lacio.

-¿Seguro?

-Claro. No te voy a comer por un tropiezo -es decir, si quería comérmela, pero en otro contexto.

-Vale -rió avergonzada.

Apareció el pringado de su novio por detrás de ella, rodeándola por la cadera. Era como si quisiera marcar territorio... sabe que consigo lo que quiero. Tiene miedo de mí. Eso me gusta. La miró, le dijo algo, y se largaron. Ella no se fue sin dedicarme una última mirada. Una mirada que me comió entero y me puso a mil. Llevaba poco con Carlos como para estar enamorada... Y se iba notando que no lo estaba.

Nos volveremos a ver, cerecita.

Alisson

Llevaba cuatro meses con Carlos, me gustaba mucho, pero enamorada aún no estaba. Había uno de Mercedes por ahí que siempre me miraba, yo también lo miraba a él sin disimulo. Estaba para comérselo. Era un hombre de piel canela, con ojos negros y sonrisa impecable.

-No me gusta que estés con ese tío, es... Un golfo.

-Es que literalmente me lo he comido, no habría hablado con él sino.

-Ah, bueno. Si te has tropezado que culpa tendrás.

-Por eso, amor.

-Igualmente... procura no compartir mucho tiempo con él. Me la ha jugado muchas veces.

-Claro, no te preocupes.

Me abrazó y dejó un beso en mi mejilla. Él era un hombre cariñoso, privado y atento. Y a mí... cómo decirlo, me gustaban cabrones. Supongamos que Carlos era la excepción.

En Bélgica me lo volví a encontrar. Me dedicó una sonrisa y yo me mordí el labio. Madre mia... Esta vez me acompañaba mi mejor amiga.

-Joder con el trenzitas...

-Ya ves...

-¿Y teniendo a este bombón de chocolate con leche estás con ese tío? -no es que ella sea de las mejores influencias cuando tengo relaciones.

-Pues sí.

-Maaaal... Pégale los cuernos, que eso no es nada.

-Tíaaaaa.

-Ay, vale.

Vimos la carrera y tal, ganó Hamilton. Y cuando lo mojaron en champagne.... Madre mía. Vale, ya basta. Tienes novio.

-Tíaaaa, me meo.

-Pues corre.

-CORRO.

Salí escopetada al baño, y a que no sabéis que viene a continuación. Síí, me choqué con él. Iba con parte del mono automovilismo por la cintura, todo el torso al descubierto, y oliendo a ese dulce champagne.

-Joder, no paro. Perdón.

-No, la verdad que no... -ladeó una sonrisa con una leve carcajadas.

Reí y me pasé la mano por la frente, me había mojado.

-¿Qué tal con Sainz?

-Pues igual que en la carrera anterior, bien, chaval.

-Ah, bien.

-Sep.

-Bueno, te dejo pasar, cerecita.

-Iba al baño, de hecho. Me estoy meando bastante -crucé las piernas.

-Pues corre -rió para luego apartarse. Salí corriendo. No aguantaba más.

Cuando acabé, salí del baño y justo detrás de la puerta estaba él. Le di en toda la cara con aquella.

-¡Dios...!

-¡Joder! -me acerqué y lo cogí de las mejillas, las cuales estaban tapadas por sus manos-. Lo... lo siento.

-Te iba a asustar, pero al final el susto me lo he llevado yo... Karma por malos pensamientos, supongo -sonrió.

-Por tonto.

-Gracias, guapa.

-Nada, trenzitas.

-Trenzitas... -se ríe-. Bueno, te dejo, pelirroja. Me has dado con la puerta en las narices, nunca mejor dicho... -se apartó de mí y se giró para seguir con su camino. Me quedé viendo cómo se iba y me fui en busca de mi mejor amiga y mi novio. Mi novio me abrazó casi instantáneamente. Los tres esa noche nos fuimos a bailar en una discoteca. Tenía ganas de fiesta.

Me gustaba beber. Muchas veces bebía por beber. Y me encantaba bailar, y perrear.

Me fui yo sola a bailar a la pista mientras los demás se quedaban hablando. Quería pasarlo bien, no quedarme sentada. Vi unas cuantas chicas acumuladas en un punto, decidí ir a ver quién había por ahí, solo por curiosidad. Estaba él. El trenzitas. Joder, me lo encuentro en todos lados. Vestía de camisa negra y pantalón gris, y una cadena de plata en el cuello que le quedaba tremenda... Me miró a los ojos y me estiró la mano pegándome a su cuerpo, casi se me corta la respiración.

-Hola, cerecita.

-Hola.

-¿Y tu novio?

-Por ahí.

-Perfecto... así nos deja tranquilos.

-Aaaaanda.

-¿Te apetece una copa?

-Nunca se le dice que no a una copa, mi niño -él sonríe.

-Vamos a la barra, te invito.

-Dale.

Me llevó por la cintura hasta la barra, sentir su mano justo en la parte de mi vestido en la que no hay tela me ha erizado la piel. Pedimos un Martini y nos quedamos hablando en la barra.

-¿Te cuentas algo?

-Uno, dos, tres.

-Tonta tenías que ser... -se ríe.

-Ais, gracias. En la cama no me dicen lo mismo.

-¿No? -su mirada cambió por completo, se volvió más afilada, era como si pudiera penetrar en mi con esos ojos. Jo-der...

-No, la verdad que todos quieren repetir.

-Interesante... -una sonrisa pícara se presentó en sus labios, y un destello de lujuria se vio en su mirada. No supe qué responder, me había sometido a su mirada-. ¿Vas a estar en el próximo GP?

-Sí.

-Genial.

-Enhorabuena, por cierto.

-Gracias, guapa.

𝘴𝘵𝘢𝘳𝘣𝘰𝘺 Libro 1 [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora