9

445 34 2
                                    

Alisson

Lo vi irse con una guarra a la pista. Esto no me gustaba. Estaba borracha, pero consciente.

–Ve y métela en el cubo de la fregona, enséñale quién manda –me dice Max.

–Cómo la coja, no vive.

–Se acercaaa…

–Si no se mete ella, me meto yo –dice Fernando. Le está durando la copa toda la noche.

–Voy.

Dejé de mala leche mi bolso en el pecho de Leclerc y me fui a la pista, arrastrando a la tía esa de los pelos. Chilló, y Lewis me me miró con la cara congelada.

–¡TARADA, SUÉLTAME! –la chica forcejeó.

–Vete –la miré de la peor manera, y ella después de devolverme la mirada, se largó–. ¡¿De que vas?

–¡¿Acaso somos algo?!

–¡No! ¡Pero si has venido conmigo, no me dejes tirada!

–¡Tú estabas con Leclerc hace dos minutos!

–¡Hablando!

–¡Se nota que él solo quería hablar! ¡Y TU BAJA EL MOVIL, MARICÓN! –Lando tiró su móvil en la barra y levantó las manos en señal de inocencia.

–¡DEJALO, QUE HAGA LO QUE LE SALGA DE LA POLLA, POLLA CON MÁS CENTÍMETROS QUE LA TUYA SEGURO!

–¡¿PERDONA?! ¡¿ME DICES ESO DESPUÉS DE ESTAR CON QUIEN ESTABAS?!

–QUE DEJES A LOS DEMÁS.

–¡Déjalos tú! ¡Seguro que te follarás a alguno después de esto, zorra!

Alcé la mano y la estampé contra su mejilla de la peor manera. Joder, qué dolor.

–¡Dios…! –se sobó la mejilla después del golpe.

Me fui de ahí y volví con los demás con lágrimas en los ojos. ¿En qué momento la noche había terminado así? Carlos vino conmigo, no me importó, lo abracé con fuerza y mi maquillaje se corrió en toda su camisa.

–Perdón.

–¿Por…?

–Te he venido a abrazar por la cara.

–Qué más da, si me iba a comprar otra… Ha sido un gilipollas.

–Lo es.

–Ya…

Al llegar al hotel lo vimos en la puerta, sujetándose de Gasly para no caerse. El francés reía mientras Lewis se quejaba.

–Se lo merece.

–Sí. Bueno, ¿vas con él?

–Síii, ahora.

–Pues… quedate conmigo.

–Me parece bien.

–Pues venga, vamos –suerte que él estaba sobrio.

Me tiré llorando toda la noche, porque me dolía. Me dolía esto, había empezado a quererlo. Pero bueno, estaba al lado de una buena persona.

–¿Ya estás bien? Lo digo porque son las seis de la mañana y me tengo que ir…

–Sí, gracias.

–De nada…

Y cuando fui a mirar el móvil, cincuenta y siete –literalmente– llamadas perdidas de Lewis. No iba a responder, no quería verlo. Pero apareció en los pasillos cuando salí, fue hacia mí, pero yo fui en dirección contraria para que me dejase en paz. Me detuvo agarrándome de la mano.

𝘴𝘵𝘢𝘳𝘣𝘰𝘺 Libro 1 [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora