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Lewis

Después de haber quedado en ridículo delante de ciento y la madre de periodistas, por decir que una de ellas es preciosa. Que lo es. La mirabas a los ojos y te dabas cuenta de que ella era una reencarnación de Afrodita. Creo que incluso ella se rió de mí. Bueno, al grano. He estado conociendo a una mujer, que… bueno, creo que va bien. Pero algo falla, no sé el qué, algo de ella no me gusta. Y no sé para qué sigo conociéndola si hay algo que no me gusta. Ah, sí, su sexo es terrible. No me sigue el ritmo, y para mí, es algo esencial.

–Lara, tenemos que hablar –oh, sí, cariño, asustate…

–Claro, dime…

–No quiero seguir conociéndote, lo siento. 

–¿Por qué?

–Ehm… –mordí mis labios, a ver cómo se lo digo–. En la cama no… no.

–Puedo intentar cambiarlo, no me es ningún problema

–Bueno, vale –a ver cómo sale este experimento. Aunque por la cara que puso, estaba por lanzarme a mi yugular.

–Genial.

Asentí. Es decir, me pone, pero no se sabe mover. Ella sonríe y se sienta sobre mí. Ya empezamos… bueno, soy el primero que quiere, así que…

Supongo que esto no es algo que se cambie de un día para otro, pero igualmente, tampoco es que cambie demasiado. Aproveché que tenía que entrenar para salir. Me daría un margen de tiempo para pensar yo solo. Como tampoco teníamos algo serio, no me iba a preocupar. Tal vez estoy mejor solo, ya que ninguna es como a mí me gustaría. Si es guapa es mala en la cama, si está buena está loca, y si está cuerda, es fea. Yo flipo con el mundo.

Tal vez deberías esforzarte en encontrar a alguien.

Como si fuera tan fácil…

Cambia tu forma de ser.

¿Y como hago esto?

Piensa.

¿En qué? Joder, esto es más difícil de lo que creo…

Deja de ser tan mujeriego, así las mujeres no van a confiar en ti.

¿Me estas diciendo que la buena no llega porque soy un mujeriego? Manda huevos.

Exacto.

Entonces me propuse ser un tío decente. Uno en el que una chica pudiese confiar tranquilamente. Porque dándole un par de vueltas, yo tampoco saldría conmigo.

En las siguientes carreras me mostré más simpático con las fans y con la gente. Me adoraban. Me fui pasillos a dentro, y escuché como a alguien llorando. Seguí el sonido, y encontré a una chica de pelo rojo. Oh, la novia de Carlos.

–¿Estás bien?

–Ah, sí… tranquilo –se limpió el rimmel.

–No, no lo estás –me arrodillé enfrente suya, estaba sentada en un borde–. ¿Qué ha pasado?

–Carlos…

–¿Qué te ha hecho?

–No me dedica el tiempo que debería. Me siento sola.

Me da rabia ver a chicas llorando por alguien que no les llega ni a los tacones.

–Levántate, no estés así. Una chica como tú puede aspirar a alguien mucho mejor.

–Pero lo quiero.

–¿Y él a ti?

–Se supone.

𝘴𝘵𝘢𝘳𝘣𝘰𝘺 Libro 1 [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora