𝘴𝘵𝘢𝘳𝘣𝘰𝘺 Libro 1 [terminada]

11

Alisson

Lo echaba de menos. Pero no por verlo, sino la forma en la que estábamos antes. Aunque poco a poco lo iba perdonando, se notaba que estaba arrepentido. Había estado viendo a otro hombre salir de su habitación cuando yo iba a verlo. Era Sebastian Vettel, expiloto y cuatri campeón del mundo. Era un hombre muy noble y dulce, que hablaba conmigo siempre que nos encontrábamos por el pasillo. Siempre con esa radiante sonrisa en la cara.

–Buenos días, señorita.

–Buenas –sonreí.

–¿Todo bien? Estás más seria.

–La regla.

–Ah –ríe–. Recuérdame que mañana te traiga chocolate.

–No… que va.

–A nadie le amarga un dulce. Mejor dejo de enrollarte, te está esperando.

–Gracias –sonreí y entré.

Lewis me sonrió en cuanto entré por la puerta y se irguió, cada día estaba mejor.

–Vas teniendo mejor cara.

–No, solo es que te veo y me ilumino.

Me mordí el labio y sonreí. Me pone nerviosa. Hizo un gesto con su mano para que me acercara, y al hacerlo dejó un dulce beso en mi mejilla. Cada día me enamoraba más de él y tenía más claro mis planes a su lado.

–¿Con quién hablabas?

–Con Seb.

–Ah, claro. Si acaba de salir…

Asentí riendo.

–Se me va la cabeza, creo que también me di un golpe ahí.

–Puede ser.

Se encogió de hombros.

–Me dan el alta pasado mañana.

–Genial.

–Y podré correr después del parón de verano.

–Ahí estaré. Bueno, no me queda de otra siendo periodista –reí.

–Ya, ya lo sé. ¿Qué tal les ha ido a los demás?

–Todo bien.

–¿Verstappen otra vez?

–¿Max? Que va…

–Qué sorpreeeesaaaa.

–Sí, guauuu.

–Algún día volveré a dominar.

–Esooo.

Él me sonríe, me dedica una sonrisa de orgullo y alegría.

–Confío en ti.

–¿Confías en mí?

–Claro.

–¿Me das un beso?

–Sí.

Acerqué mi cara a la suya, él tomó mis mejillas entre sus manos y nos unimos en un beso. Hacía mucho que no lo besaba. Desde que me enfadé con él. Se sentía igual de bien que siempre. Al mirarlo a los ojos, brillaban. Nos brillaba el alma estando juntos.

–Cuando vuelva a correr te dedicaré todo lo que pueda ganar.

–Dicho.

–Y lo haré –me guiñó un ojo.

–¿Y follarme?

–No me digas eso cuando estoy en estas condiciones, por dios… –susurró para sí mismo, supongo.