𝘴𝘵𝘢𝘳𝘣𝘰𝘺 Libro 1 [terminada]

14

Alisson

Después de una noche de sexo intenso con Vettel, estuvimos durmiendo hasta tarde. Ha sido una completa locura. Se le daba muy bien, era tremendo. Ahora, estábamos desayunando con los chicos. Teníamos todos caras de muertos.

–¿Alguien se metió algo ayer?

–Max se metió una pastilla y yo fui detrás –dejó ir Lando.

–Joder.

–Y porque solo pude comprar dos porque no llevaba suelto, que sino… –todos lo miramos.

–¿Tío?

–Una vez al año no hace daño.

–Ya, bueno.

–Oye, desaparecisteis anoche, ¿donde estabais? –pregunta Óscar mirándonos a Vettel y a mí.

–En su habitación.

–Ah.

Lewis y él se miraron con complicidad. Obviamente mi novio sabía que habíamos hecho.

–¿Habéis…? Oh, vale –rió Nico.

–Cosas de relación abierta.

–Eh, yo también quiero. ¿Se coge turno o algo? –habla Daniel, se nota el sarcasmo en lo último pero al principio no.

–Ja.

–Ahora mismo, claro. Debajo de la mesa si quieres –dice mi novio.

–Sí, que no soy una puta.

–Ala, por hablar –soltó Alonso, a lo que Daniel levantó las manos en señal de inocencia e hizo una cremallera en su boca.

–Que nooo, pobre.

–Tenéis una neurona y os la vais pasando entre vosotros –soltó Checo.

–La verdad.

–Una neurona… –Lando estaba llorando de la risa.

–Bueno, yo, me iré a nadar a la piscina un rato.

–Que no vaya nadie más que voy yo –suelta mi novio.

–Yo en esa piscina no me vuelvo a meter después de que estéis solos vosotros –suelta Logan.

–No seas tonto.

–El cloro lo mata todo, anda que no te habrás bañado en pis tu de veces –suelta Checo.

–Ay, no me digas esto. Qué asco.

Rodé los ojos y me fui a la habitación a cambiarme. Noté unas manos en mi cadera, era Lewis.

–Ay, hola.

–Hola, cerecita –sonríe.

–Vienes conmigo, ¿no?

–Para eso vengo.

–Genial.

Dejó un beso en mi hombro y se fue a poner su bañador. No le podría quitar la mirada de encima nunca. Literalmente cada cosa de él le quedaba perfecta.

–Por dios.

–¿Qué?

–Que te amo.

–Y yo a ti –sonríe–. Oye… si de casualidad la siguiente temporada llego a ganar el octavo… tengo bien claro que ese va a llevar tu nombre.

–Ay, amor.

–Te lo mereces. Por todo lo que has hecho por mí.

Hice un puchero. Lo amaba.