Allí estaba. Observando al amor de mi vida delante de mi. No estaba haciendo nada en particular, simplemente cenábamos en su casa como teníamos por costumbre cada semana. No era una cita con nada especial, no me iba a pedir matrimonio ni le iba a decir que estaba embarazada; porque nada de eso iba a pasar por ahora.
De hecho ni siquiera estábamos hablando. El comía mirándome y yo le respondía a sus miradas mientras bebía un poco de agua fría. El silencio hubiera poseído la cocina de no ser por los sonidos de los cubiertos o la conversación muda de nuestras almas.
No necesitaba que me dijera nada para entender que me decía. El no necesitaba nada para entender mi respuesta. Por eso me di cuenta de lo que pasaba. Me di cuenta de que quienes hablaban no éramos nosotros, no eran sus padres en el salón ni tampoco su hermano en llamada con algún amigo suyo. Nadie de ellos hablaba. Nadie salvo nuestros corazones.
Sus ojos no eran más que ventanas por las que sus sentimientos se desbordaban. Porque aquel no estaba siendo un día especial hasta ese segundo. Cuando el terminó de comer y por fin abrió sus labios para hablarme.
—Te amo, mi princesa.
Solo dijo eso. No llevábamos ni un año saliendo pero ya éramos los más cursis. Se levantó y fue a lavarse los dientes para que no se le quedará comida en el aparato mientras yo terminaba de comer dándome cuenta de lo que había dicho.
Pero no de ese "te amo" ni de su apodo que desde que descubrió que hacía que me sonrojara no paraba de usarlo. No fue nada de eso pero fue todo al mismo tiempo. Fue el "te amo" de sus ojos durante esa cena. Y el "te amo" que desde hacía ocho meses no había parado de decirme su alma. Lo estaba entendiendo de verdad.
Sus palabras eran más que simples sonidos emitidos por su garganta. Ese "te amo", esa cena tan común que había empezado por casualidad, todo empezaba a abrirme los ojos mientras el grifo del baño indicaba que se estaba enjuagando la boca.
De verdad me amaba.
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Sentir
General FictionRelatos cortos y largos donde me dejó llevar y escribo lo que se me ocurre