8. Fiesta delictual, parte 3

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Este capítulo va dedicado con mucho cariño a Daicab1201 Muchas gracias por tu apoyo!!


Glosario

Gabon: Buenas noches.

Kaixo: Hola.


♡♡♡Catalina♡♡♡

Contengo el aliento y trato de aparentar normalidad cuando mis ojos se encuentran con Lilai Lantzer. Es lo primero que veo al ingresar al salón donde se sirve la comida de la fiesta. ¿Cómo no? Si pareciera que todo gira a su alrededor. La música del piano, las risas. Las conversaciones y las luces de las lámparas de cristal que cuelgan del techo, todo parece decorar el entorno para ella. Una diosa entre mortales; alta como una elfa, con ese vestido que cae en cascadas negras hasta el suelo, abierto en la pierna por un tajo que se detiene en el lugar preciso de su muslo para resultar sensual, pero no vulgar. Rodeada por mujeres con sedas de colores. Su Kideak.

Y acechándolas, hombres y mujeres que hacen filas disimuladas para hablar con ella, presentar a sus familias y a los herederos de sus negocios.

—Creo que estoy salvada. —Andrea observa con una sonrisa a la hermana de Haize.

—¿Humm? —Doy un sorbo a mi copa de vino, nerviosa, paseando la mirada por el salón, buscando a mi mejor amigo—. ¿Salvada de qué?

—De casarme. Con semejante mujer acá, ningún hombre me prestará atención a mí.

Casi escupo el vino. Toso, atragantada y observo a mi mejor amiga.

—Que weá estay hablando —digo entre toses y olvido el decoro fingido que intento mantener entre esta gente.

—Por eso estaba nerviosa —murmura, bajando la voz—. Es que no cachai, Cata. En las últimas fiestas mi papá no deja de presentarme a los hijos de sus amigos empresarios y a insinuar que soy una buena candidata de esposa. Mira, esa es Francisca, una de mis amigas del jardín infantil. ¿La ves, la de trenzas rubias? Está casada hace dos años, y tiene nuestra edad.

—¿Me estái webiando? Denúncialo. No puede ofrecerte como si fueras una...

—¿Viste? —Andrea me mira con reprobación—. Por eso no te lo quería decir. Sabía que la tomarías contra mi padre.

—¿Y contra quién sino? No estamos en la puta edad media. ¿Lo sabe tu mamá?

Estoy impactada. Es decir, ya sabía que esta gente millonaria es rara pero no pensaba que la familia de Andrea llegara a esos extremos. Sé que debo concentrarme en buscar a Haize, pero lo que me está diciendo mi mejor amiga... es demasiado.

—Es normal, ¿ya? En este mundo de mierda es normal. Entre esta gente, nuestra gente —aclara, refiriéndose a su familia y sus negocios—, es así como funciona. Es la forma en que consolidas grandes conglomerados, empresas, asegurando que los intereses se reafirmen por haber familias e hijos involucrados.

—¿Ya, y que es lo siguiente? ¿Que te cases con tu primo?

Andrea se ríe, aunque no lo dije en broma.

—Nicagando me caso con mi primo.

—Eso me ofende —dice una voz joven y varonil a nuestra espalda.

Nos giramos y encontramos a un joven alto, de pelo rubio y ondulado que nos observa con una sonrisa agradable. A su cuerpo delgado se ciñe un traje verde oscuro evidentemente caro. Andrea chilla y se lanza sobre él, colgándose de su cuello.

¡Dios!, decídete...(Dioses de Euskadi: El dios del viento, Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora