10. Fiesta delictual, parte 5

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Este cap va dedicado a MartaBasilisaNzangMi gracias por tu apoyo y a todas (todos y todes) quienes me dejan mensajitos de ánimo en instagram ♡


Glosario euskera:

Barkatu: perdón

Astuna: pesado

Itxaron: Espera

Eskerrik asko: muchas gracias

Navaja/Navajita: Navaja es como Mikel lamaba a Haize porque hacía su labor de sicario. Cat le dice navajita para fastidiarlo.


༄Haize༄


Cat se hunde rápido a causa del enorme vestido azul que flota a su alrededor. Ya sé que no sabe nadar y, aunque la piscina no debe tener más de dos metros en lo más profundo, estoy seguro que no alcanza a asomarse con lo pequeña es.

Oh, joder, pero su cara mientras caía fue demasiado graciosa.

—Se está ahogando —dice Denitz, viendo el desastre de seda azul y agua revuelta que es Cat mientras intenta nadar.

—¿Tu crees? —digo, mientras me deshago de mi chaqueta y la arrojo al suelo.

—Podrías haberle dicho simplemente que se quitara el vestido. —Denitz da un paso hacia atrás para no mojarse los zapatos con el agua que sale en oleadas de la piscina por los mantazos que está dando Cat.

—Bah, nunca me ha dejado quitarle la ropa.

—No me refería a eso, gilipollas.

Termino de quitarme los zapatos y los calcetines, pero me quedo con la camisa y los pantalones puestos, porque no quiero llamar la atención con mis tatuajes. Tomo una botella de champaña de la mesa más cercana, la levanto y grito:

—¡Pool party!

Le doy un sorbo y me lanzo al agua yo también. Me hundo un instante, levantando la botella para que no se sumerja, luego salgo y sacudo la cabeza, tomando aire y sacudiendo mi pelo. Se escuchan gritos de fiesta y no tardan ni diez segundos en lanzarse al agua al menos veinte personas más.

Estalla un caos y la música retumba por todos lados. Le entrego la botella de champaña a la primera persona que veo y nado hacia Catalina, que manotea intentando salir a la superficie, con toda la seda del vestido enredado alrededor de su cabeza. Un chico está a punto de llegar hasta ella para ayudarla, pero yo le doy un suave empujón en el hombro y le digo que se largue, mientras intento agarrar a Cat entre toda esta masa de tela.

Al fin logro dar con ella, contengo el aliento y me hundo lo suficiente para sujetarla de la cintura y la ayudo a asomarse fuera del agua. En esta zona de la piscina yo puedo estar de pie y el agua me llega hasta el cuello, pero es muy profundo para ella. Catalina trata de respirar, desesperada porque el vestido se enredó en la cabeza. Yo no puedo evitar reírme mientras le aparto la tela, despejando su rostro para que pueda tomar aire.

—¡Eres un puto imbécil! —Jadea y me mira con sus ojos color miel muy abiertos y repletos de odio—. ¡Suéltame! ¡Idiota!

Y lo hago. Y ella se hunde otra vez y empieza a manotear. La saco rápido y la abrazo para que se mantenga fuera del agua.

—¡No me sueltes aquí, imbécil! ¡En la orilla! —Me da unos golpes débiles e inútiles en el pecho—. ¡Qué mierda te pasa!

No le puedo responder, porque no puedo contener las carcajadas. Es que es demasiado ridícula. Dios, si hubiera sabido que ver a Catalina ahogándose furiosa era tan gracioso, habría hecho esto antes.

¡Dios!, decídete...(Dioses de Euskadi: El dios del viento, Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora