Capítulo 7

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Estaba afuera de la sala común, esperando a Ominis y Sebastian, ese día íbamos a ir al Ministerio.

– Estamos listos – Ominis y Sebastian salieron, traían ropa casual, tengo que admitir que se veían demasiado bien.

– Vamos – les sonreí.

Los tres salimos del castillo. Era la última semana en Hogwarts, el sábado ya era la Copa de las Casas, así que ya tenía que asegurarme de cuál era la casa en Hogsmade.

Íbamos caminando por las calles de Londres, las calles estaban muy solas, habían muy pocas personas a nuestro alrededor, en ese momento recordé que en lugar de ir al Ministerio, más bien era en Gringotts.

– Oigan, acabo de recordar que no es al Ministerio a donde tenemos que ir... – comencé a decir despacio.

– Ya lo sabíamos – confesó Ominis – no te preocupes, no vamos camino al Ministerio, vamos a Gringotts.

– Que bueno – suspiré – ya me estaba preocupando.

– Con nosotros, no tienes de que preocuparte – me susurro Sebastian, sentí como un escalofrío recorría mi espalda. Durante el resto del camino no hablamos, Sebastian y Ominis venían un poco atrás de mí, uno a cada lado mío.

Conforme nos acercábamos al Callejón Diagon, había más gente, seguramente eran magos. En el Callejón Diagon, todo era alegre y lleno de vida, era como si fuera del callejón, el tipo de gente era otra, pero en el Callejón Diagon, todo cobraba vida, estaba que reventaba de gente, todos estaban haciendo compras o simplemente paseaban.

– Nunca habías venido al Callejón Diagon ¿verdad? – preguntó Sebastian.

– No, la única vez que estuve cerca, fue cuando llegamos el Profesor Fig y yo por error a Gringotts – pasamos por una librería, aunque desde afuera no se lograba apreciar qué tan grande era, sin duda capto mi atención al ver lo grande que era

– Podemos dar un paseo después de ir a Gringotts, ¿qué les parece? – sugirió Sebastian.

– Sin duda es una buena idea – asentí con emoción la cabeza.

– Esta bien, además, no es como que tengamos que hacer algo en Hogwarts – accedió Ominis.

Después de caminar por el Callejón Diagon, por fin llegamos a Gringotts. Entramos, nos acercamos a uno de los escritorios.

– Hola, quisieramos ver cuál es el estatus de una de las casa que está a nombre de Danielle Carrow – comencé a hablar, del otro lado del escritorio, un duende me barrió con la mirada.

– ¿Tiene usted alguna forma de comprobar que es Danielle Carrow? – preguntó el duende escéptico.

– Mi varita – saque mi varita de mi túnica y la puse sobre el escritorio.

– Muy bien – dijo el duende mientras revisaba la varita – bueno, todo parece estar en orden, en unos momentos regreso, voy a buscar los papeles para que las puedan ocupar.

– ¿Hablo en plural? – preguntó confundido Ominis una vez que el duende se fue.

– Si, digamos que heredé varias cosas de mis padres y mi madre adoptiva... – susurré.

– No es de sorprender, teniendo en cuenta que los Carrow eran una familia poderosa, es decir, tenían buenos negocios y un buen estatus, hasta que... – comenzó a decir Sebastian, pero se detuvo.

– ¿Cómo sabes eso? – apenas iba a preguntar eso, cuando Ominis lo hizo primero por mi.

– Yo... leo e investigo por gusto, me dio curiosidad – comenzó a balbucear Sebastian, pero no le dio más tiempo de dar explicaciones porque en ese momento regresó el duende.

¿Qué hay de nosotros? Sebastian x Ominis x MCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora