Capítulo 9

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Los primeros días pasaron lentos y monótonos, no tenía realmente qué hacer, las noches solo iban de mal en peor, además de que a veces llegaba a sentir un ardor leve en mi herida, aunque ya estaba casi por completo curada.

Cuando las pesadillas eran terribles, Ominis llegaba a mi cuarto y me abrazaba hasta que dejaba de llorar, había veces que terminábamos durmiendo juntos, nos repartíamos las labores de limpieza y hacer comida entre los dos, todo iba muy tranquilo y normal. Hasta que un día, mientras yo limpiaba un librero, libro por libro, al momento en el que quise tomar un tomo de La Cacería de Brujas en Salem, solo salió un poco de la estantería, en ese momento se escucho un sonido mecánico que venía detrás del librero, en ese momento, el librero se hizo hacia atrás lentamente y poco a poco a un lado, dejando ver a unos pocos pasos de distancia, una escalera que llevaba a una parte muy profunda.

- ¡Ominis! - grite, buscándolo, no iba a entrar sola.

- ¿Qué pasó? - Ominis fue conmigo corriendo.

- Se abrió un pasadizo, una entrada a una escalinata - describí la escena lo más rápido que pude, pero no era necesario, Ominis llevaba su varita en mano.

- Que mierda... - susurro Ominis - ¿cómo lo lograste abrir?

- Les estaba quitando el polvo a algunos de los libros del estante, iba libro por libro, hasta que al tomar un libro... Simplemente se abrió.

- ¿Entramos? - preguntó Ominis dudoso.

- Si quieres si, porque no voy a entrar sin ti - ni de chiste iba a entrar sola ahí.

- Esta bien, vamos.

Ominis y yo bajamos la escalera uno al lado del otro, conforme avanzamos por la escalera, tome la mano de Ominis, si bien me había enfrentado a magos tenebrosos y duendes malvados, le tenía cierta precaución a los lugares oscuros y pequeños, lo bueno fue que Ominis no retiro su mano, sino que apretó la mía con más fuerza. Seguimos bajando por un buen tramo, hasta que por fin llegamos a lo que parecía ser el final de la escalera, cuando pisamos el último escalón, frente a nosotros se encendieron unas antorchas que nos guiaban por un pasillo, que desbocaba en un cuarto.

- ¿Qué es esto realmente? - susurré.

- Por lo que percibo, pronto lo descubriremos.

Cuando llegamos al cuarto, las últimas antorchas se encendieron dejando ver que era un cuarto circular, sus paredes estaban recubiertas por estantes, llenos de libros, en el centro del cuarto había un gran escritorio de madera, sobre él habían pergaminos con tantas cosas escritas, cartas sin abrir, entre otras cosas, pero se veían muy antiguas, estaba claro que hacía mucho tiempo que nadie había estado aquí.

- ¿Qué es todo esto? - me quede sin aliento.

- Creo que será mejor que investiguemos - dijo Ominis - total, no tenemos nada más que hacer.

- Tienes razón, yo revisaré el escritorio.

- Yo los estantes.

Así fue como Ominis y yo nos dedicamos a leer e intentar comprender de qué se trataba todo esto. Comencé leyendo lo que había sobre el escritorio, tomé un cuaderno un tanto grueso que llamó mi atención, estaba encuadernado en cuero negro, tenía grabadas en la portada las iniciales J. C., cuando lo abrí y comencé a leer las primeras páginas, me quedé confundida.

Hoy es 18 de marzo de 1873, sé que probablemente no debería de estar escribiendo esto, se supone que no debería de quedar registro alguno de las acciones que estoy por hacer, pero es una manera de desahogarme, porque si no lo hago de esta manera, podría terminar contando estas cosas a personas que harían mal uso de ellas.

¿Qué hay de nosotros? Sebastian x Ominis x MCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora