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—Buen trabajo —comentó el soldado.
—Gracias cabo —respondió Alisson sin detener el paso. Yo caminaba lo más rápido que podía para no quedarme atrás.
Llegamos a una multitud donde estaba repleto de militares.
Frente a nosotros había dos generales; uno de ellos era Robby sentado sobre un trono con la mirada profunda y penetrante. Sentía que me cazaba con el íris verde de sus ojos aunque sabía que ni siquiera me observaba a mí. A su lado había otra general de 1.80 de altura probablemente, tenía una mirada inexpresiva, con sus ojos clavados hacia el frente y las manos sobre los bolcillos. Su traje militar era un saco negro que llegaba hasta las rodillas, tenía unas grandes botas, sin embargo había algo que ocultaba tras ese inmenso saco. Tenía medallas sobre el pecho y sobre una placa de diamante contenía la palabra "GENERAL SEDNA". Su cabello era rojizo y hacía juego con el color de sus ojos, los cuales eran marrones entre rojizos.
A lo lejos un grito desgarrador capturó la atención de todos los soldados en la multitud, los cuales voltearon indiferentes hasta el lugar donde el grito emergió. El timbre de esa voz me fue familiar.
Apareció en la sala Eris apuntando a alguien que llevaba un saco en la cabeza y llevaba unas cadenas en las manos.
Robby se puso de pie.
Eris golpeó fuerte las piernas de su prisionero arrojándolo al suelo y después le retiró el saco de la cabeza. Era Demeter, tenía la cara repleta de moretones. Se intentó poner de pie pero Eris lo volvió arrojar al suelo, esta vez de rodillas. Tenía un ojo paralizado, probablemente por la paliza que le dieron. Temblaba de pánico y estaba empapado de sudor.
—Me da asco tener a esta escoria humana enfrente mío y saber que su sangre será derramada sobre una de mis naves —exclamó furioso Robby mirando a Demeter.
—Frente a ustedes está la imágen viva de un traidor y de un demente —
—Por favor su majestad, le juro que no fuí yo —Eris golpeó rudamente con su arma el rostro de Demeter tras interrumpir al general y Demeter escupió un chorro de sangre.
—A todo aquel que intente o siquiera piense con destruír los sueños de mi padre será sentensiado a la muerte y frente a ustedes daré peso a mis palabras. Él fue quien estalló las capsulas de alimentación y nos traicionó a todos; a mí. A mi padre. A la humanidad y a la Tierra. Y por eso morirá.
—Su majestad le prometo que yo no fuí —sollozaba Demeter con sangre por toda la cara.
—Soldados, en fila —ordenó Robby.
01 y 02 se colocaron al lado de Eris, detrás de Demeter, el cual intentó escapar pero 01 disparó contra su pie arrojándolo de vuelta al suelo.
—No disparen hasta mi señal —gruñó Robby.
Al lado del escenario apareció Raf con mares de lágrimas en los ojos y sosteniendo bolsas negras y artefactos de limpieza.
Eris se aproximó a Demeter y lo colocó de rodillas una vez más. El cual con la mirada vacía y perdida ya no lloraba, solo respiraba agitado. Aún en el fondo sentía mucha pena por él, aparté la mirada. Quería vomitar. Era algo bastante fuerte para mí.
—Tienes que voltear al frente Gaspra —susurró Alisson —solo cierra los ojos pero asimíla que ves. Si no lo haces, se darán cuenta que no eres un soldado —asentí con la cara. Mis nauceas eran mayores, el resto de soldados mantenían la atención en el prisionero y en Robby.
—Cargen.
—Por favor no —suplicó Demeter con la poca fuerza que le quedaban a sus pulmones.
—Apunten.
—¡Auxilio Raf!...
—¡Fuego!
El cuerpo de Demeter cayó sobre su propio charco de sangre. Tras el estruendozo disparo se propició un silencio ensordecedor. Me apagó la realidad por un momento, sentí al universo congelarse y en imágenes lentas observé a Raf acercarse al cuerpo de su amigo solo para retirarlo y limpiar la sangre.
Llorando...
Destruído...
Roto.

PRÓFUGOS EN EL UNIVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora