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—Perfecto —exclamó Alisson felíz
—Ahora debo vestirme, iré a otra reunión. Después te explico el plan.
—No pensarás que yo vaya solo allá afuera ¿o sí? —estaba aterrado. Probablemente todo el mundo quería matarme, no lo sabía.
—Por ahora no puedo acompañarte, necesito hacer algo más
—¿Pero y si no me defiende?
—Entonces corres lo más rápido que puedas y te escondes. Ya se me ocurrirá cómo rescatarte —pasé saliva fuerte. Jamás había sentido tanto miedo. Ese era mi nuevo lema porque sentía pavor a cada momento.
Alisson se metió de nuevo en la bañera. Tenía mi primera misión. Golpear a alguien. Tenía que encontrar a mi amigo y después ocultarme. Bonita manera de seguir con vida.

...

Tomé la ropa más ruda que ví en el armario (creo que las prendas eran de Eris) y me dirigí al comedor.
Al llegar me coloqué en la fila de los alimentos pero el lugar más bien parecía una cantina de mala muerte, la cocinera era una mujer enorme, musculosa y apestosa. Servía con una cuchara una guasca verdosa y muy pestilenta, después agarraba un hueso con carne de algo que parecía ser cerdo, pero el aroma que eso propagaba era terrible. Toqué con la punta del dedo la carne y lo probé con la punta de mi lengua.
PROVABLEMENTE era comestible, sabía asqueroso, sin embargo a donde quiera que volteaba, todos los soldados se comían ese manjar con entuciasmo acompañados de jarras de cerveza.
Analizaba a mi alrededor para buscar cual sería mi oponente; La mayoría de personas eran más altas que yo y más fuertes. Todos me veían de pies a cabeza. Me analizaban, quizás pensaban "que chico tan ridículo". O quizás era con respeto, pero eso último ni yo me lo creeía.
Fumaban porros y otros bebían botellas de alcohol, tirados en el suelo o parados con el pie sobre la barda. Otros boxeaban contra los muros de cemento, en otras mesas competían luchas de vencidas y en otra se presumían sus grandes bíceps.
Pasé saliva nuevamente y me limpié el sudor. Buscaba a Eris por todo el recinto pero no había ni huella de él.
La dí un mordisco a la guasca verde y sabía peor de lo que parecía, tanto que casi me hacía vomitar. Algunos a mi alrededor se rieron de la cara de desagrado que puse al probarlo, les faltaban algunos dientes y los que tenían eran amarillentos, todos necesitaban de un buen tratamiento bucal. Tenían la cara sucia y llena de moretones con granos. Puro macho rudo y mal oliente.
De repente alguien tocó mi hombro.
—¿Puedo hacerte compañía, viejo? —giré mi cuello y mis ojos se iluminaron de felicidad. Era Jerry, su increíble estatura me dejó impresionado nuevamente. La felicidad que sentí fue indescriptible, ahora no me sentía del todo solo y además me dio gusto ver que sobrevivió.
Se sentó a mi lado. Tenía tantas cosas que contarle pero primero debía pedirle que me ayudara con mi misión.
—Él podría ser mi oponente. —Pensé por un momento y mi corazón se sintió aliviado.
Pero si mi intención era sorprender a Eris, él ya sabía que Jerry y yo eramos amigos, tenía que encontrar a otro oponente. Mi corazón volvió a sentir pánico —.
—Me alegra que estés bien, Gaspra. No conseguí ir hasta tí, las fuerzas especiales "HUMO" me rescataron y me impidieron bajar a donde estabas.
—Descuida amigo, me alegra también que estés bien. Tienes ropa nueva y tienes un mejor aspecto —contesté nervioso pero alegrado por él.
—Pasé de ser un prisionero a ser un "militar", jamás había estado tan feliz.
—Jerry, necesito tú ayuda
—Claro, dime
—Tenemos que golpear a alguien, a quien sea
—¿He? ¿por qué? ¿quieres que nos maten?
—Es necesario, después te explico
—Amigo, nos van a aplastar.
Volteaba a todo mi alrededor. Finalmente lo encontré. Estaba en la barra fumando. Solo, apartado del resto.
—¿Ves a ese chico extraño de allá? —señalé a Eris. —Tenemos que sorprenderlo
—¿No es el chico que intentó matarnos?
—Si
—No entiendo
—Jerry, sólo sígueme —tomé mi plato de comida y miré a mi alrededor, mis ojos saltaron de alegría al ver entrar a un tipo bajito de aproximadamente un metro de estatura como mucho que además cogeaba al caminar, se sentó en la mesa del frente dándome la espalda. Era mi contrincante perfecto. Sin pensarlo dos veces tomé el sarten con la guasca verdosa y se lo arrojé fuertemente a la cara. El plato voló pero el chico lo esquivó y golpé al tipo detrás de él. Un tipo de más de dos metros. Creo que era el tipo más alto de todo el lugar, sus bíceps eran enormes y debía pesar dos toneladas, era un treméndo gorila. Sus venas se le marcaron en toda la frente y echaba humo de la rabia.
Todos en la sala observaron el espectaculo y comenzaron a gritar entuciasmados. Se comenzaron a arrojar la comida entre ellos y se apartaron formando un campo de batalla mientras gritaban repetidamente la palabra ¡PELEA! ¡PELEA! ¡PELEA!.
Eris fumaba su cigarro con tranquilidad. No sabía si me observaba porque no podía ver sus ojos.
Mi corazón estaba aterrado, quería escapar de mi cuerpo y después irse corriendo... Quería matarme.
—¡Aplástalo Shudo! —gritó alguien entre la multitud
—¡Hazlo trizas!
—Destruyele la cara de imbécil que tiene...
El tipo bajito al que le lancé el plato se paró enfrente mío y se arremangó las mangas de la camisa.
—¿A caso crees que te tengo miedo? —gruñó con su voz chillona
—Déjamelo a mí, Mercu —intervino Shudo, el tipo enorme.
Jerry estaba detrás mío, pero podía sentir su miedo igual o quizás peor que yo.
—¿Corremos? —sugirió Jerry pasando saliva.
—...Si —contesté apenas mis pulmones tomaron aire.
Jerry y yo nos disparamos como alma que se la lleva el diablo por debajo de las mesas.
—No dejes que escapen —gruñó Shudo.
Mercu saltó a mi espalda, se aferró a mí como un chimpancé y después me derribó. Se colocó encima mío y golpeó mi cara en repetidas ocasiones como un boxeador golpea a los costales.
Jerry le lanzó una silla y lo derribó.
La multitud se comenzó a pelear.
Shudo arrojaba las mesas lejos, algunas impactaban contra otros soldados que solamente rebotaban sobre su propio trasero tras caer al suelo.
Patié a Mercu que ya se estaba incorporando y me traté de levantar para echarme a correr de nuevo, pero esta vez Shudo me agarró de la precilla de mi pantalón y me levantó como si fuera un avión, comenzó a dar vueltas conmigo y volé hasta caer directamente en el basurero.
El comedor era un caos, todo el mundo se golpeaba.
Mercu estaba sobre la cabeza de Jerry golpeándole la cara a él también. Shudo nuevamente corrió a mí. Me tomó del pantalón, me sacó del bote de basura y después me enterró más en él.
Jerry ahora estaba en el suelo, se había hecho bolita. Mercu lo golpeaba con la misma silla que le habían lanzado y lo pateaba.
De repente las luces y todos los aparatos eléctricos se apagaron.
Quedamos en completa oscuridad.
Todos los tipos se echaron a correr a todas direcciones.
Trataba de salirme del bote de basura pero estaba demasiado atorado. El olor era fatal.
Mercu saltó al hombro de Shudo y ambos se fueron corriendo.
Por las compuertas fueron ingresando soldados de las fuerzas especiales "HUMO" apuntando con sus armas a toda la multitud.
Alguien me jaló bastante fuerte de la pierna, tanto, que casi me rompió el hueso. Sin embargo consiguió liberarme de ahí.
—Sígueme —me dijo con su voz tranquila.
Jerry también iba con nosotros. Escapamos por un pasillo solitario con agua goteando de las esquinas.
El traje de Eris brillaba en la oscuridad ligeramente, me guiaba por esa luz.
La oscuridad era casi completa pero Eris tenía una excelente visión y se movía a gran velocidad sin chocar y sin hacer ruido.
—Eres un chico bastante problemático —exclamó Eris.
—Puedo explicarlo...
—Me da igual —centenció. —Por cierto, mi ropa se te ve fatal —de mi frente escapó una gota de sudor causada por la sorpresa de no saber que responder.
Llegamos a una clase de alcantarilla que descendía a un agujero negro albergado de una oscuridad total.
Eris le colocó a Jerry una pequeña cámara en la frente que tenía integrada visión nocturna.
—Seré tus ojos, ahí abajo está Alisson. Si regresas sin ella te mataré a ti y a tú amigo. ¿Quedó claro?
—Ah, entendido —contestó Jerry al cabo de un momento.
—Gaspra tú vendrás conmigo. Necesitamos llegar a la nave. Nos vamos.
—Está bien —sentía pánico. No tenía la mínima confianza en él, podía traicionarnos en cualquier momento. Pero tampoco tenía otra opción porque para matarme podría hacerlo cuando él quisiera pero Alisson se iba a enojar y eso me daba seguridad.
—Jerry, aprovecha tu velocidad. Eres escencial para sacar a Alisson de ahí
—Creo poder lograrlo ¿Pero como voy a ver?. Eris le colocó también una diadema y un micrófono
—No lo harás. Yo te voy a indicar hacia donde vayas —pude sentir el desagrado de Jerry pero sin titubear dijo estar de acuerdo.
—Perfecto. También llévate esto —le entregó la pistola que llevaba. —Solo le quedan cinco balas, no las uses al menos que yo te lo indique.
—Entendido.
—A darle chico. La accción apenas comienza... Saco de basura, vámonos.
Jerry saltó al fondo del agujero.
Eris y yo continuamos por el pasillo de manera recta y llegamos al final, Eris derribó la pequeña puerta de una patada y arrastrándonos salimos de aquel pasillo. Afuera había un avión de guerra estacionado en una zona de aterrizaje. Había botes de basura y unas jardineras, en la parte superior estaba como una clase de domo fabricado con cristal que servía para mantener el oxígeno y la gravedad estable en ese patio, podía ver el universo en completa plenitud. Era mavarilloso.
Avanzamos hasta el avión y una vez dentro, Eris encendió la pantalla del monitor, tecleó un dígito extraño y apareció lo que observaba en escena Jerry. También sacó una escopeta debajo del asiento del piloto.
—Este es plan —dijo Eris a través de la diadema. —Jerry pon mucha atención a mis indicaciones, vas a dirigírte al sector "R" y reunirte con Alisson, después ambos regresarán y Gaspra y yo los recogeremos para marcharnos en la nave.
Jerry expulsaba aire agitado, capaz a causa de los nervios.
—De acuerdo, te escucho.
Eris comenzó a dar indicaciones pero el plan no estaba funcionando, Jerry no paraba de estamparse contra los muros.

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