14

7 2 0
                                    

—¿Eris qué demonios haces? —gritó Alisson. Sentí un alivio recorrer mi cuerpo y sonreí igual que lo hacía Eris, pero yo tenía mi cuerpo al borde de la destrucción.
—Lo enseño a defenderse —se justificó
—Alisson se aproximó a mí con un pañuelo y limpió la sangre que salía de mi naríz. Apenas llevaba la toalla encima.
—Por favor Eris. Tienes una misión pendiente —dijo Alisson. Pidiendo indirectamente a su compañero marcharse
—Nena, corres un riesgo estando cercas de él -respondió Eris lanzando un suspiro.
—Se cuidarme y soy inteligente. Lárgate.
Eris nos observó a ambos, callado. Se limpió la sangre de su boca y se tronó el cuello.
—No tengo idea de donde está tú amigo, la cena será en una hora y ahí estarán todos los que sobrevivieron. Ve a buscarlo si quieres
—Alisson intentó hablarle para tranquilizarlo. Pude notar en los ojos de ella por primera vez un sentimiento de arrepentimiento.
—No Eris, lo lamento —dijo triste.
—No me digas que no te lo advertí —sentenció. Se marchó de la habitación.
Sentí la profunda tristeza de Alisson, no sabía como ayudarla, después de todo. Había sido mi culpa.
Me ayudó a incorporar y me recostó en la cama. Sentía mi cuerpo aplastado por la gravedad y una sensación de hambre me comenzó a invadir el estómago.
—Gaspra, no te sientas mal. A veces actúa como un idiota
—Yo no entiendo porque me odia. Jamás le he hecho nada
—No te odia, solamente se preocupa por mí. Somos amigos desde el primer día que nacimos
—Perdón que lo pregunte, pero cuantos años tienes -la duda me carcomía la cabeza. Tenía que saber un poco más de ella y también de él.
—Probablemente uno más que tú —contestó.
—¿Veintidos?
—Acertaste
—Tú y él son inseparables ¿verdad? —lo pregunté por las fotos.
—Lo somos. Él es mi mejor amigo, cuida de mí y está conmigo siempre. Me a enseñado a hacer cosas que yo no me atrevía y yo a él
-Su relación es muy linda —expresé con un dolor en mi boca. No quería hablar mucho.
—Gaspra cuidado. No lo molestes más —me advirtió -Y necesito de tu ayuda.
—Yo no lo...
—Gaspra, quiero que simpatices con él —su petición me cayó de sorpresa. No esperaba que me pidiera algo así, no aún.
—¿Por qué me lo pides a mí? no soy yo quien la pasa atacando al otro.
—Gaspra, simpatiza con él, por favor —me suplicó desesperada
—Quiero que provoques una pelea allá afuera, me da igual con quien y por qué. Quiero que él te vea, así se dará cuenta que no eres un cobarde.
—¿Yo? ¿pelearme?. Todos aquí me partirán la cara, yo no sé pelear —respondí preocupado. No quería provocar ninguna pelea. Sabía que saldría perdiendo contra todos. Ellos eran soldados entrenados o adultos más fuertes y rudos que yo.
—Descuida, se que él te ayudará. Lo conozco —era bastante riesgosa su petición. ¿Qué tal que no lo hiciera? Terminaría volando como basura espacial. Tampoco entendía el por qué hacer otro conflicto cuando acabamos de salir de uno y para colmo mi cuerpo estaba demasiado cansado y lastimado. Lo procesé un momento, no tenía de otra.
—¿Pero cómo inicio la pelea? ¿Qué motivo?
—Me da igual el motivo y me da igual la persona. No tengas miedo, en la hora de la cena hazlo. Si te golpean, resiste
—Está bien —asentí con la cara. Nuevamente estaba aterrado, no quería salir de esa habitación. En una hora iría a buscar a mi amigo y al encontrarlo iniciaría la pelea contra el más débil que viera en el camino. Le contaría a Jerry y el me ayudaría. Yo lo sé, no podía confiar en Eris.

PRÓFUGOS EN EL UNIVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora