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Las manos de Chuuya temblaron por primera vez en años ante las palabras de Dazai.

¿Besarse?

Ya lo había dicho hace unos minutos; no eran amigos, pero entonces ¿Por qué se ponía nervioso? Lo quería, realmente quería saber que se sentía y aprender, pero no tenía a nadie con quién hacerlo y ahora su mayor fastidio se lo ofrecía.

No pasaría nada por un beso...

—Dazai. —el suicida se había sentado a su lado sin acercarse demasiado. —¿Por qué propones esto, maldito estúpido?

—Porque tu quieres y puede que yo también. —su vista estaba pegada a sus propios pies como si estuviera nervioso, pero eso era imposible, se trataba de Dazai.

Chuuya se congelo unos segundos como nunca lo había hecho cuando lo vió acercando su rostro con intenciones desconocidas para él. Seguro en ese momento podía darle una patada que lo mandaría a chocar contra la pared, o quizás darle un puñetazo que le sacara los dientes, pero la verdad era que no quería hacer eso. Le causaba curiosidad, tenía un pequeño cosquilleo habitando en su estómago y sus manos sudaban nerviosas.

—No soy un desgraciado, si no te gusta lo olvidaremos y prometo no volver a proponer algo así.

Sonaba tentador, aunque aún así tenía dudas.

—Ya es muy tarde, Dazai. —el aliento refrescante a menta del suicida se sentía a milímetros de su rostro. Tan cerca que si se movía un poco sus labios chocarían.

—Entiendo... —trató de apartarse tomando la respuesta de Chuuya como una negación. Si no lo quería no iba a obligarlo aunque se sintiera decepcionado.

—¡O-oye! ¡No dije que no, idiota! —sin estar realmente convencido con sus acciones, tiró del cuello de la camiseta atrayendolo a su rostro sin darle tiempo a decir algo.

Dazai sintió los labios de su compañero presionando a los suyos como dos piezas de rompecabezas que eran suaves, cálidos, no se movían, solo estaban quietos pensando en como continuar.
Chuuya trato de ser el primero en tomar iniciativa, pero los labios de Dazai fueron rápidos atrapando su labio inferior como si quisieran tomar más. Daba pequeñas lamidas al labio que succionaba débilmente con acaricias suaves y húmedas en su boca. No parecía que el suicida fuera del todo inexperto, al contrario, Chuuya se sentía estúpido por no saber seguir el ritmo, le era inevitabile que sus dientes chocaran en ocasiones cuando trataba de hacer lo mismo que el castaño, pero todo lo que lograba era hacerlo incómodo.

—Sabes bien. —mencionó relamiendo sus labios bajo la mirada azulada que en esos momentos parecía verse tan profunda como el océano. —Iré lento, no pienses en esto como una competencia, disfruta y deja que tus labios se muevan por sí solos junto a los míos.

De nueva cuenta y con nuevas instrucciones, fue Dazai quien ahora se atrevió a unir sus bocas en una danza de saliva compartida y lamidas a sus labios que se ponían rojos con cada succión, con cada caricia suave de sus lenguas en la superficie de sus agitadas bocas. Parecía irreal como esa misma mañana estaban peleando a muerte y ahora compartían un beso que comenzó torpe e inexperto pero que se estaba volviendo rápido, fogoso y hambriento con choques de dientes sorpresivos e inevitables por su inexperiencia.

¿Y qué más daba si su primer beso era con la persona que más detestaban? En sus cabezas la idea no sonaba mal, ¿Qué tenía de malo? Si no les gustaba lo único que debían hacer era fingir que nada paso y continuar con su vida, no es como si fueran a enamorarse por un beso y quisieran pasar el resto de su vida juntos porque descubrieron que son el uno para el otro.

Eso solo pasa en las películas.

No tenían ninguna intención de ir más allá, todo quedaría como una experiencia y nada más, pero... Algo en sus cuerpos estaba reaccionando de una manera que no habían sentido antes, era como si aquel beso se hubiera convertido en una llama que acababa de encender algo que no conocían, algo nuevo, y por ende, las manos del suicida se sujetaron a las mejillas lechosas del pelirrojo sin dejarlo escapar de aquel beso. Las manos de Chuuya subieron a los revoltosos cabellos de su compañero aferrándose a ellos para tratar de no caer de espaldas a la cama.

Internado || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora