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El marcador estaba con un 2-2 tan cerrado que tenía a todos los espectadores comiéndose las uñas a la intriga por saber quién sería el ganador.

Chuuya corría tan rápido como podía dirigiéndose con velocidad a la portería con el balón moviéndose entre sus pies de un lado a otro, esquivando a los jugadores del equipo rival. Todo indicaba que el último gol sería de su parte para desempatar el partido, estaba por llegar cuando el balón fue arrebatado de sus pies y de repente...

—¡Nikoo! —los gritos y aplausos fueron parte de la celebración cuando el tiempo se terminó y en último momento, Niko logró anotar otro balón...

Celebraron alegres entre halagos y porras junto al equipo. Era la segunda vez en el mes que lograban ganar dos juegos seguidos, y para todos era sorprendente, aunque... ¿Nadie se había dado cuenta que el último tiro le fue robado? Parecían estar celebrando a Niko sin importar que los otros dos puntos hubieran sido gracias a Chuuya.

Lo dejo pasar ignorando la mirada arrogante el chico pelinegro le daba. Las ovejas lo alzaban alegres de su triunfo y el pelirrojo contenía las ganas de gritarles en la cara lo estúpidos que eran.

—¡Felicidades percherito!

Dazai se acercó extendiéndole una toalla seca que aceptó gustoso para limpiarse todo el maldito sudor que escurría por su cuello y frente. —Osamu, se supone que tienes clases, idiota.

—Te estaba viendo desde la ventana. —confesó sin más encogiéndose de hombros. —Lo hiciste genial, deberíamos celebrarlo.

—¿Cuándo?

Esta noche~

Eso sonaba a una insinuación demasiado comprometedora. —¿No debías estudiar o algo así? —señaló con un toque burlón. —¿Qué le pasó al Dazai estudioso?

—Puedo estudiar más tarde.

—Que irresponsabilidad. —negó. —Perdón Dazai, no puedo, hoy habrá pijamada en el gimnasio, debemos planear estrategias para el partido de voleibol mañana. —dijo mirando atrás donde las ovejas aún celebraban la victoria.

Dazai se acercó sutilmente inclinándose hacia su rostro donde dejó un pequeño beso superficial en sus labios. —Ganarán de todos modos. Tú harás todo el trabajo.

Chuuya permaneció con los ojos cerrados ante el contacto de sus labios y su corazón oprimiéndose de deseo por recibir más.

—Lo sé. —suspiró alejándose. —Nos vemos mañana, ¿De acuerdo?

—¿Mañana? —detuvo horrorizado. —Oh no ¡Debes hacerte responsable del monstruo dependiente que has creado, Chuuya!

—¿Monstruo dependiente? ¿Así lo llamas? —sonrió burlón. —Tú solito lo hiciste ¡Nadie te dijo que dormir pegado a mi como sanguijuela era sano!

Dazai se inclinó hacía atrás cruzado de brazos con un puchero infantil en sus labios y un gesto dramático. —¡Bueno, entonces moriré está noche ya que no te importa!

—No lo digas así, nunca puedo saber si estás bromeando o lo dices en serio, estúpido.

—Es broma... —tranquilizó. —A menos que no duermas conmigo.

—¡¿Eso son amenazas?!

—No, no. —negó. —Son opciones.

—¡No hay ninguna opción ahí! —suspiró resignado. —Hagamos algo.

—Te escucho. —dijo en medio de un canturreo infantil.

—Ire a la reunión y regresaré tarde, ¿Bien? ¿Puedes sobrevivir unas horas?

Internado || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora